La más multitudinaria de las protestas se produjo en la ciudad de Bilbao, al norte de España, donde miles de pensionistas rodearon el Ayuntamiento de la ciudad y corearon lemas como "manos arriba, esto es un atraco" o "la pensión es un derecho, no una limosna".
En las últimas semanas este tipo de concentraciones se reprodujeron a lo largo de toda la geografía española después de que la paga de los pensionistas fuese objeto de una subida del 0,25%, un incremento significativamente menor que el avance del 1,1% registrado por el Índice de Precios de Consumo (IPC) durante 2017.
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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmó recientemente que el Ejecutivo es sensible a las demandas de los pensionistas, pero aseguró que por ahora no hay recursos suficientes para realizar una subida mayor, sobre todo por la necesidad de atender a otros sectores que sufrieron recortes o congelación de salarios durante los peores momentos de la crisis, como los funcionarios.
Sin embargo, la formación liberal Ciudadanos —cuarta fuerza política del país y principal apoyo parlamentario del Gobierno— pide al Gobierno ser cauteloso antes de subir las pensiones ya que, a su modo de ver, en lugar de incrementar el gasto de forma inmediata deben acometerse reformas que permitan tener un sistema de saneado en el futuro.