"Es una política suicida, una política caníbal, que provoca daño directo a Montenegro y a todos sus ciudadanos" independientemente de su etnia o confesión, dijo Milacic en una rueda de prensa.
El opositor subrayó que no acepta "una guerra contra Rusia y la política de sanciones, un conflicto con el pueblo hermano ruso ni con cualquier otro pueblo del mundo".
Milacic recordó también que el cónsul honorario Boro Djukic es nacional de Montenegro y no está contratado por la Embajada de Rusia, lo que hace aún más grave la histeria antirrusa.
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Previamente, el Gobierno de Montenegro anunció que expulsa a un diplomático de la embajada rusa y retira la acreditación a Djukic.
De esta forma, la república balcánica se suma a una veintena de naciones europeas, así como a Estados Unidos y otros países de su órbita que han anunciado la expulsión de más de 150 diplomáticos rusos por el caso Skripal.
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Ambos continúan en estado crítico y reciben tratamiento por intoxicación con una sustancia de acción neuroparalizante que, según los británicos, tiene procedencia rusa.
La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, responsabilizó a Moscú del "intento de asesinato" y, además de ordenar la salida de 23 diplomáticos rusos, anunció la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países como represalia.
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, atribuyó las expulsiones masivas de los diplomáticos a la presión estadounidense y lamentó la escasez de actores autónomos en la arena internacional.
El canciller aseguró que Rusia responderá a "esas faltas de respeto" por parte de los países occidentales.