"Sentimos una gran emoción y cuando regresamos de las islas, desde ese momento, tenemos paz, parece que él nos diera una paz que antes no teníamos".
Así resumió las sensaciones que siente por estas horas Ana María Spanghero, viuda de Miguel Aguirre, un marino mercante que se enroló en la guerra como voluntario, y que murió tras cumplir un mes de servicio en la fragata Isla de los Estados, cuando fueron atacados por ingleses.
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Desde entonces, Miguel Aguirre y los restos de otros 122 cuerpos permanecieron enterrados en el Cementerio de Darwin con la inscripción "Soldado argentino sólo conocido por dios".
"Fue una emoción muy fuerte. Sin duda, única. Un acontecimiento histórico si se quiere porque había gente que nunca había ido a Malvinas y estar frente a esa tumba de cada ser querido…es muy fuerte, sin palabras. Como que uno se siente con el corazón tranquilo porque da paz saber que está realmente ahí", cuenta Olga Genes,hermana de Ramón Gumersindo Acosta.
"Había abrazado esta profesión. Estaba preparado para combatir. El 10 de junio del 82 cuando las cruentas batallas estaban a punto de terminar él cae y su cuerpo no pudo ser localizado porque lamentablemente un inglés se llevó la medalla como trofeo de guerra", recordó emocionada.