"El futuro menos aterrador que se me ocurre es uno en el que al menos hemos democratizado la inteligencia artificial porque si una compañía o un pequeño grupo de personas consiguen desarrollar una superinteligencia digital divina, podrían dominar el mundo", argumenta Musk en el documental.
"Al menos en los casos en los que hay un dictador, llega un momento en el que acaba muriendo", ha reflexionado. Algo que no ocurriría con una inteligencia artificial diseñada para un único objetivo. "Una IA no moriría. Viviría para siempre y así acabaríamos teniendo un dictador inmortal del que nunca podríamTos escapar", asegura.
Añade que el objetivo de ese intelecto ni siquiera tendría que ser maligno. Bastaría con que la humanidad se interpusiese en su camino.
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No es la primera vez que el fundador de Tesla avisa de los peligros de una inteligencia artificial descontrolada y que no esté sometida a ningún tipo de regulación. "Tendríamos que estar preocupados por ella", dijo en julio de 2017. Ya entonces la calificaba de un riesgo "que pone en peligro la existencia de la humanidad". Y no es el único.