La explosión fue tan fuerte que se pudo observar a simple vista. Según los científicos, la catástrofe espacial fue letal para cualquier tipo de vida que pudiera existir en Próxima b.
Descubierto en 2016, este exoplaneta orbita alrededor de la estrella más cercana al Sol, Próxima Centauri, y fue reconocido por los astrónomos como un lugar adecuado para la existencia de vida e incluso como una posible casa para la humanidad en el futuro.
Se ubica a solo cuatro años luz de distancia de nuestro planeta y los expertos creen que podría ser alcanzado por naves espaciales en el futuro. Sin embargo, el nivel letal de radiación ultravioleta de la llamarada solar fue capaz de destruir la capa de ozono, lo que probablemente aniquiló todo tipo de vida, de existir alguna.
Los científicos consideran que al menos cinco de estas erupciones emanan de la estrella cada año. Esto reduce al mínimo la posibilidad de supervivencia de la vida microbiana en su superficie.
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No obstante, los astrónomos también señalan que si la atmósfera del exoplaneta sobrevive a los impactos a largo plazo, los organismos microscópicos tendrán que someterse a complejas adaptaciones para sobrevivir.