Se trata de un sistema desarrollado por la compañía ISS Reshetnev especialmente para la antena del observatorio espacial Spektr-M. Este satélite está diseñado para estudiar diversos objetos del espacio exterior en una longitud de ondas milimétricas, submilimétricas e infrarroja con una sensibilidad extremadamente alta.
Es aquí donde entran en juego los micromotores.
"Los científicos nos han puesto la tarea de lograr una desviación de no más de 10 micrones [una milésima de milímetro] en una antena de 10 metros de diámetro. Cómo se comportará tal aparato en su viaje al cosmos puede ser revisado matemáticamente, pero no en la práctica. Para minimizar la posible desviación en la forma de la antena, hemos decidido incluir en su sistema unos micromotores especiales", explicó a Izvestia el director general de ISS Reshetnev, Nikolái Testoyédov.
Esta tecnología aún no tiene análogos en el mundo, explicaron los especialistas. Una vez abierta, la forma del reflector será estudiado desde Tierra mediantes mediciones ópticas. Los resultados serán comparados con las del modelo matemático y, de ser necesario, esos micromotores le darán a 'los pétalos' de la antena la forma necesaria.
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El proyecto de Spektr-M forma parte del programa espacial de Rusia 2016-2025. El observatorio será puesto a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, justo donde la fuerza de gravedad de la Tierra y el Sol se compensan mutuamente. Su lanzamiento está planificado para mediados de la década de 2020.