¿El objetivo? De acuerdo al ingeniero agrónomo y genetista argentino Walter Pengue, uno de sus promotores, el fin es impedir que el mundo siga en el rumbo en que va: "hacia la bancarrota natural".
"La economía ecológica que algunos definen como la ciencia de la gestión de la sustentabilidad (…) se para en los límites físicos que tiene el planeta, y analiza su relación especialmente con quien más lo está usando y quien más atenta contra él, que es la especie humana", explicó a Sputnik el académico de las universidades General Sarmiento y de Buenos Aires.
Pengue, quien es además doctor en agroecología y miembro del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, entiende al modelo como una crítica y una alternativa al sistema económico de explotación imperante, que trasciende más allá de las ideologías y los partidos políticos.
"La economía convencional no separa ni siquiera en derechas e izquierdas porque tanto en su forma más ortodoxa como en la más heterodoxa, es una perspectiva de uso y explotación de la naturaleza", señala.
Por el contrario, la economía ecológica "es una alerta para ayudar a comprender a la sociedad en general y a los hacedores de política pública que de esta manera el mundo al que nos enfrentamos es un mundo hacia el precipicio".
Para Pengue, tanto desde la esfera privada como desde la pública, había "cierta obnubilación por esta nueva técnica".
"Esto los hizo prometer cosas que era imposible cumplir como enfrentar el hambre en el mundo, cuando salir a decir que tenemos que enfrentar el hambre porque faltan alimento es mentira", porque sobran, pero no están bien repartidos, analizó.