"La reacción en EEUU ante todo proviene de los círculos empresariales, porque una cantidad considerable de grandes compañías estadounidenses trabaja en el mercado ruso desde la época de la URSS y quisieran quedarse, por lo que en esos círculos esto desató una tensión clara", señaló el diplomático ruso.
Según Borisenko, "incluso hubo una serie de solicitudes por parte de determinadas compañías grandes, por parte del Consejo Empresarial Americano-Ruso, dirigidas al presidente de Rusia con la solicitud de revisar la primera redacción presentada en abril para suavizarla de algún modo".
La Duma de Estado (Cámara baja del Parlamento ruso) aprobó el 22 de mayo en tercera y definitiva lectura una normativa para contrarrestar las sanciones de Estados Unidos y otros países de su órbita.
La ley contempla una serie de contramedidas frente a los actos hostiles de Washington y sus aliados.
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La normativa prevé también restringir o prohibir a las empresas de los países hostiles prestar servicios a los organismos gubernamentales, municipales, las compañías públicas y otras personas jurídicas.
Las relaciones entre Moscú y Occidente empeoraron a raíz de la situación en Ucrania y la adhesión de Crimea a Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
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El pasado 6 de abril, Washington extendió sus restricciones financieras a 38 ciudadanos y compañías privadas y públicas de Rusia, entre ellas la exportadora de armas Rosoboronexport, el gigante de aluminio Rusal, los conglomerados industriales Russian Machines, Basic Element, la empresa automotriz GAZ y otras.
Las autoridades norteamericanas también impusieron restricciones a Moscú con el argumento de una supuesta intromisión en las elecciones presidenciales de 2016 en las que el magnate republicano Donald Trump derrotó a la candidata demócrata Hillary Clinton.
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En abril el Congreso estadounidense presentó un informe en el que reconoció que ninguno de sus testigos entrevistados tenía evidencias de la presunta intromisión de Rusia en el proceso electoral.
Sin embargo, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes sigue acusando, aunque sin pruebas, que hubo interferencia en esos comicios.