Por ejemplo, en 1951, un equipo británico-estadounidense logró recuperar un caza MiG-15 estrellado.
Un piloto del MiG-29 soviético también desertó a Turquía en 1989, pero el país otomano devolvió rápidamente el avión.
Israel ha sido impecable en la entrega de armas rusas capturadas, destaca la publicación. Occidente echó su primera mirada al caza MiG-21 cuando el Mossad —servicio de inteligencia israelí— convenció a un piloto iraquí de llevar su avión a Israel.
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Otros artefactos capturados durante las guerras árabe-israelíes incluyeron tanques T-62 y T-72, vehículos de combate de infantería BMP y misiles antitanque Sagger.
Irán dio a los soviéticos la oportunidad de inspeccionar aviones de combate F-14 entregados a su Fuerza Aérea, mientras que Estados Unidos pudo ver las armas soviéticas en los arsenales de Europa del Este después de 1989.
"La regla básica de la guerra es la siguiente: si usas tus armas en combate, estarán al alcance de tus enemigos tarde o temprano. O, al menos, tendrán la oportunidad de observarlas lo suficientemente bien como para idear contramedidas. Y es por eso que las armas secretas no permanecen en secreto por mucho tiempo", concluye The National Interest.
Cabe recordar que en abril, Damasco entregó a Moscú unos fragmentos de dos proyectiles de crucero Tomahawk que quedaron sin explotar. El Ejército ruso prometió estudiar los misiles y usar los resultados del trabajo para mejorar los modelos de armas rusos.