"Garantizar el acceso igualitario a la educación requiere un liderazgo osado y ágil; por eso tenemos el orgullo de invertir en estas tres activistas, cuyo trabajo para desafiar a los líderes y cambiar las normas ya está ayudando a crear un futuro mejor para todas las niñas brasileñas", expresó en un comunicado el presidente del Fondo Malala, Farah Mohamed.
La primera de ellas preside el Movimiento Infanto-juvenil de Reivindicación (Mirim), en el que participa desde los 13 años y que tiene por objetivo fortalecer los derechos humanos en la infancia.
Ferreira de Lima, por su parte, trabaja en la Asociación Nacional de Acción Indígena (Anaí) de Bahía, que promueve la autonomía cultural y el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas y que está logrando que muchas niñas indígenas terminen sus estudios.
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Finalmente, Carreria trabaja en Acao Educativa, una organización que en la actualidad forma a profesores en temas relacionados con la igualdad de género.
En el año 2012 Malala fue víctima de un atentado por parte de los talibanes por su insistencia en ir a la escuela, algo prohibido para las niñas.
Desde entonces se dedica a impulsar la educación de las menores en todo el mundo y en 2014 se convirtió en la persona más joven en recibir el premio Nobel de la Paz.