Como respuesta a esta medida por parte de la Administración Trump, el gigante económico de Asia podría responder asestando un duro golpe contra las compañías tecnológicas estadounidenses, afirma un columnista de Zerohedge que firma con el pseudónimo de Tyler Durden.
De hecho, China ya amenazó con las 'complicaciones' que podrían sufrir las compañías estadounidenses en el país, tales como la ralentización de la entrega de licencias, aumento de impuestos, retrasos en la aprobación de acuerdos e incluso boicots a productos de EEUU.
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Así, en un encuentro que tuvo lugar a finales de marzo entre un grupo de ejecutivos estadounidenses con el vicepresidente del Gobierno chino, Wang Qishan, se escuchó un mensaje poco alentador.
"Como las tensiones sigan en aumento, agárrense fuerte", se les dijo a los empresarios de EEUU.
Apple podría ser la mayor víctima de la industria porque la mayoría de sus productos se fabrican en China y de este país proviene el 20% de las ganancias de la compañía. Por ello Apple adapta constantemente muchos de sus productos a la demanda china y transfirió los datos de iCloud a los servidores del Gobierno chino.
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No obstante, Pekín tiene muchas maneras más de infligir daño a la industria tecnológica de EEUU. Un ejemplo de ello es la adquisición de NXP por parte del productor de microprocesadores estadounidense Qualcomm. Según explica el columnista, se planeaba que la transacción se completase en el 2017, pero se convirtió en 'rehén' de la guerra comercial y ahora el acuerdo está a punto de expirar.
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Las relaciones entre China y EEUU en esta industria son mucho más amplias que una simple adquisición de compañías. Las cadenas de producción de productos tecnológicos están repartidas entre los dos países y aún no queda claro qué efectos tendrán los aranceles estadounidenses sobre ellas.
"Los productores de procesadores y otras compañías tecnológicas tienen un porcentaje de ganancias en China mayor que el de cualquier otra compañía de EEUU", asegura Tyler Durden.
Por esta razón, el columnista afirma que el ataque contra las compañías tecnológicas no es una cuestión de 'si', sino más bien de 'cuándo'. Entonces podría comenzar la venta de empresas tecnológicas que ni siquiera las corporaciones podrán parar adquiriendo de vuelta sus acciones, y en el caso de que ocurra, es imposible predecir hasta donde llegará, concluye Durden.
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