Han sido tres las pruebas a las que se habría sometido el Kinzhal y tres las que habrían tenido éxito. En la última, en julio, el misil alcanzó su objetivo tras recorrer una distancia de 800 kilómetros.
La fuente anónima a la que se remite la CNBC sería cercana al servicio secreto de Estados Unidos y añade que, si bien hasta ahora el misil se ha probado lanzándolo desde cazas MiG-31, la Defensa rusa está trabajando para que el misil se pueda montar en bombarderos estratégicos como el Tu-22M3, con mayor autonomía de vuelo y capaz de portar hasta tres unidades. La filtración coincide con los datos revelados el 2 de julio por otra fuente de la industria de defensa.
El Kinzhal lo presentó en marzo de 2018 el presidente ruso, Vladímir Putin, durante su mensaje anual al Parlamento. El misil es capaz de recorrer 2.000 kilómetros, de alcanzar una velocidad diez veces superior a la del sonido y de portar ojivas nucleares y convencionales. Según el propio Pentágono, no existe sistema de defensa antiaérea capaz de derribarlo. Su objetivo, según el viceministro de Defensa del país euroasiático, Yuri Borísov, es impactar contra portaviones, destructores y cruceros.
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