El economista Edmer Santín, quien dedicó sus investigaciones al estudio de las remesas en dólares enviadas por los migrantes mexicanos en Estados Unidos, sostiene que "son la principal fuente de divisas netas de México, superando al petróleo en todo el siglo pasado, incluso estos primeros 18 años en que los precios del barril estuvieron bastante elevados".
"Se desvía mucho la atención de que México es un país fundamentalmente exportador, pero si revisamos la balanza comercial, encontramos que debemos importar miles de millones de dólares para hacer posibles esas exportaciones que no son de México, sino de empresas transnacionales de bienes que nosotros maquilamos", sostuvo en entrevista con esta agencia.
Esta centralidad en la economía se hace más urgente ahora que las organizaciones de migrantes mexicanos en Estados Unidos han comenzado a presionar por participar de la delineación de la política que vaya a llevar adelante el futuro presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. En una carta enviada esta semana, la Coalición de Migrantes Mexicanos de Chicago, Estados Unidos, solicitó que se abran mesas de diálogo con el futuro Gobierno en las que se construya una agenda temática pensada hacia la diáspora mexicana.
"Esas remesas que llegan en dólares, caen al país por el mercado cambiario, con lo que propician una oferta de dólares diario en el mercado, que evita que el dólar tenga variabilidad. Las remesas le dan estabilidad al tipo de cambio", agregó el economista, sobre otro de los efectos del dinero enviado a México por sus migrantes.
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"Ayudar a estabilizar el tipo de cambio es la gran importancia y significado de las remesas de los migrantes que permiten tener un dólar relativamente barato. Eso ayuda a evitar que la inflación se dispare, que es algo notorio entre 2003 y 2015, cuando el país nunca había tenido una afluencia de divisas tan rica como en esos años y a la vez, logró mantenerse por debajo de las metas inflacionarias, con tasas inferiores al 5%", explicó.
Explicó también que el incremento del flujo migratorio se dio como una de las consecuencias del cambio de política que sobrevino con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, "donde se le dio prioridad a la exportación de mano de obra: trabajadores a Estados Unidos que se convirtieron en mano de obra barata".
En el año 2003, medio millón de mexicanos migraban por año a Estados Unidos. Se calcula que hay 30 millones de mexicanos (y sus descendientes) fuera de su país.