Un lote de combustible radiactivo usado fue enviado desde la ciudad australiana de Sídney a Francia para el reciclaje y la extracción de uranio y plutonio. Sin embargo, lo que quede después del proceso será enviado de regreso a Australia en forma de masa de vidrio duradero y será enterrado en un vertedero especial.
Sin embargo, el hecho de que el país no haya encontrado una forma sostenible de tratar con los desechos nucleares, ha sido criticado por algunas ONG, específicamente la Fundación Australiana de Conservación.
Uno de sus miembros, Dave Sweeney, recordó que no se había desarrollado ningún "proceso para identificar el mejor lugar y método para gestionar estos desechos" y recriminó al Gobierno por recurrir a soluciones temporales en lugar de solucionar "problemas complejos de gestión". Llamó "boomerang radiactivo" al envío de combustible gastado a Francia, ya que los desechos de nivel intermedio serán devueltos después del proceso de reciclaje en Europa.
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