El problema del envejecimiento de la infraestructura es un problema común para toda Europa, aseguró a Sputnik Andrea Del Grosso, profesor del departamento de las estructuras de ingeniería de la Escuela politécnica de la Universidad de Génova.
Según el especialista, incluso países como China o Rusia, que actualizan y crean instalaciones de infraestructura innovadoras, están muy preocupados sobre la vida de este tipo de instalaciones y el precio de su mantenimiento.
"El puente Morandi fue un proyecto bastante innovador del gran ingeniero italiano Riccardo Morandi. Sin embargo, en la década de 1960, las tecnologías eran limitadas. Los materiales de esa época se ven afectados fácilmente por las condiciones atmosféricas. Además, antes por las carreteras circulaban menos autos y camiones cargados que ahora", señaló Del Grosso.
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El experto opinó que "hubo algún impacto externo o deterioro del material desde dentro, invisible desde el exterior, porque el puente siempre se inspeccionaba".
Los puentes modernos en los países industrializados, en teoría, están diseñados para 100 años de operación segura con un mantenimiento adecuado, comentó, por su parte, Pier Giorgio Malerba, profesor de la teoría del diseño de puentes en la Universidad politécnica de Milán, vicepresidente de la Asociación Internacional de reparación, seguridad y control de puentes —IABMAS, por sus siglas en inglés—.
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"Sin embargo, en realidad, en Europa y EEUU, los puentes en promedio sirven solo unos 50 años. Hace 40 o 50 años estábamos seguros de la fiabilidad de los materiales para puentes, pero más tarde quedó claro que el hormigón armado se destruye bajo el impacto de las sustancias en la atmósfera", explicó en declaraciones a Sputnik.
Según el experto, el puente Morandi fue uno de los primeros puentes atirantados del mundo. En ese momento fue una verdadera innovación, aunque este no utiliza cables de acero, sino tirantes de hormigón.
"Eran buenos en términos de estética, pero su estructura no era muy segura: el puente se sostiene por cables de acero, y si incluso uno de ellos se rompe, una parte del puente se cae, y se puede derrumbar toda la estructura", explicó Malerba.
Las conexiones entre las partes del puente funcionan como bisagras, lo que hace que al pasar por el puente, se sienta una especie de balanceo hacia arriba y abajo. Por lo tanto, toda la estructura está peor conectada, y existe el riesgo de un efecto dominó. Estos puentes generalmente no son lo suficientemente fuertes, advirtió el experto.
"La situación en Italia no es fácil. (…) Las autoridades generalmente no tienen dinero, empleados ni tiempo para ocuparse de los puentes. Para monitorear la condición de los puentes y repararlos se necesita dinero", concluyó Pier Giorgio Malerba.