Según la ONU para 2050 habrá más toneladas de plástico que de peces en el océano. Como es sabido, este material no se biodegrada, por tanto, sólo se rompe en partículas más pequeñas sin cambiar su composición química, que incluso pueden llegar a ser imperceptibles para el ojo humano.
Te contamos cuáles son las principales comodidades a las que tendrías que renunciar en la sociedad actual para dejar de contribuir a este tipo de contaminación.
Autos:
El sector automotor ha sido uno de los "más favorecidos" con la industria del plástico: si un automóvil corriente de los años 70 pesaba alrededor de dos toneladas, en la actualidad, uno con las mismas prestaciones y maquinaria no supera los 1.500 kilos.
Si partimos de la idea de que todo material sintético es un tipo de plástico lo encontraríamos en cada sección de nuestro auto. Una de sus principales características es su fácil y poco costosa obtención, así como su gran capacidad para ser moldeado, de ahí que haya desplazado casi por completo el uso de los metales.
También por sus propiedades protectoras es indispensable para el aislamiento de cables y de conductores eléctricos libres de halógeno. El TPO disminuye el empañamiento del vidrio panorámico y no necesita pintura.
Así que su presencia hace estos medios de transporte inaceptables para una vida sin plásticos y nos lleva a decantarnos otra vez por caminar para trasladarnos: una opción sana para las personas y para el medio ambiente.
Cepillo de dientes:
Algunos cepillos de dientes incorporan un compuesto conocido como BPA que puede tener efectos dañinos para la salud y el medioambiente. No son pocos los que acaban en mares y océanos, donde tardan siglos en descomponerse.
Alimentos envasados:
Muchos de los residuos plásticos también provienen de los alimentos frescos que se compran en los supermercados como el papel film, las bandejas de espuma descartables, entre otros. Además las bolsas de ensaladas, pastas, cereales, legumbres, y otros productos forman parte del desecho diario en una casa.
De ahí que muchos opten por comprar en tiendas o bodegas de productos a granel, que tienen la ventaja de ser más económicas y con productos más frescos.
Bolsas de nylon:
Unido a la compra del supermercado, otro de los productos cuyo uso está en discusión en muchos países y quizás sea el más popular, es la típica bolsa de nylon o de polietileno, que es el compuesto del que están hechas.
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Este material tiene una baja densidad y posee una gran resistencia y dureza por lo que se utiliza principalmente para llevar la compra, botar la basura, envolver el almuerzo. Su impacto medioambiental es enorme ya que pueden tardar en degradarse más de medio siglo, según publicó el sitio Ecología Verde.
Según este sitio, Estados Unidos y la Unión Europea consumen más del 80% de la producción mundial.
Cosméticos:
Pero también muchos de ellos están compuestos por micropartículas, algunos diseñadas para que se eliminen por los desagües y así rápidamente llegan a los mares y ríos, ocasionando un grave impacto en la vida de los animales marinos.
Según el programa de medio ambiente de las naciones Unidas, un solo gel exfoliante puede tener tanto plástico en su fórmula como en el envase. Estas micropartículas abarcan las distintas pastas dentales, enjuagues bucales y desodorantes.
Absorbentes:
Los absorbentes de plástico parecen insignificantes porque son pequeñas, ligeras y siempre pensamos que existen plásticos peores pero su masividad es lo más preocupante. Sólo en Estados Unidos se utilizan 500 millones de absorbentes diarios, según publicó el sitio español Hola.
El cloruro de polivinilo (PVC) es el plástico más común en la producción de juguetes blandos para niños, que también contienen aditivos tóxicos tales como los ftalatos y plomo. Existen alternativas de plásticos más seguras para los juguetes infantiles, pero son más difíciles de encontrar y también más caras.
Los famosos patos de goma, muñecas, pelotas y otros elementos blandos infantiles son fabricados con este compuesto y constan entre los primeros que consumen los bebés.
Otro de los compuestos es el polipropileno, un plástico alternativo al PVC que se desarrolló primero en Europa y se llevó a EEUU a mediados de 1950. Este nuevo compuesto es bastante rígido, y no requiere un aditivo de plasticidad como los ftalatos para incrementar su flexibilidad, además que no es tóxico.
Está presente también en los biberones y chupetes, juguetes de acción y hasta en los famosos bloques de construcción. Además podemos encontrarlo en los patines en línea, orinales y mobiliario infantil.
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