"Aproveché la relación personal muy estrecha de antaño con el negociador principal de EEUU, el embajador Robert Lighthizer, ministro para negociaciones comerciales" de la Casa Blanca, relató Seade a periodistas mexicanos desde Washington.
"Le planteé a Bob: '¿qué vamos a hacer con esto?'; cada quien expuso su posición, hasta que llegamos a un acuerdo de otra solución", relató Seade en una entrevista con el noticiario nacional Imagen.
Seade conoció a Lighthizer cuando ambos fueron jefes negociadores por sus países del antiguo Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, en inglés) de la Ronda de Uruguay, del cual fue subdirector general, y que abrió paso a la creación en 1995 de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La renegociación del TLCAN "fue complejísima, durísima, llegamos con expectativas muy bajas como observadores, por mandato del presidente electo López Obrador, para apoyar y cuidar ciertos temas de muy alto interés para nosotros, por supuesto el tema energético", reveló el negociador del futuro Gobierno.
"Fue una migración a un planteamiento que deja en el centro la soberanía nacional sobre el sector energético" y resultó "muy satisfactoria" para López Obrador, comentó Seade.
En cuanto a la cláusula sunset "era una amenaza de EEUU (…), una propuesta venenosa y negativa para México", que no se había discutido hasta la semana pasada.
"Me puse a diseñar un acuerdo diferente, fue más o menos lo que terminó cuajando: una revisión recurrente cada seis años con un horizonte de 16 años hacia adelante", dado que el TLCAN original, vigente desde 1994, no tenía un horizonte final.
Negociación energética
En materia energética, la redacción original plasmaba el lenguaje de la reforma energética y la protección de los derechos de México en el sector de hidrocarburos, con permisos para la exportación, o imponer requerimientos de contenido nacional, que están en la actual Ley de Hidrocarburos, que reglamenta la reforma aprobada en 2013.
En el nuevo texto "se copiaban las secciones de la Ley de Hidrocarburos, pero el presidente López Obrador rechazó aprobar un tratado que implícitamente avala esa ley de hidrocarburos", a la cual él mismo se opuso en forma tajante antes de ganar las elecciones en julio pasado.
"Hicimos una reingeniería completa, replanteando los principios fundamentales de soberanía nacional sobre los energéticos y nuestros derechos, tratada de manera indirecta y objetiva, que no saca su fuerza de la actual Ley de Hidrocarburos", explicó.
El próximo Gobierno de la izquierda nacionalista planea suspender las licitaciones de contratos de hidrocarburos, pospondría las alianzas estratégicas de la estatal Pemex con petroleras extranjeras, y regularía las exportaciones de crudo de productores privados, según un documento preliminar del plan energético publicado por la prensa el martes 28.
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López Obrador dijo en su campaña electoral que revisará la legalidad de esos contratos para indagar si hubo casos de corrupción en su adjudicación.
La producción petrolera de México se derrumbó un 45% en los últimos 12 años, de 3,4 a 1,9 millones de barriles diarios, por falta de inversión y la tecnología de punta, necesaria para explotar sus complejos yacimientos fósiles bajo las aguas profundas del Golfo de México.
Este país latinoamericano exporta alrededor de la mitad de su producción petrolera, pero importa más de la mitad de las gasolinas para consumo interno.
López Obrador planifica construir una nueva refinería y reducir sus exportaciones de crudo, que aportan alrededor de 20% del presupuesto gubernamental.