"Estamos estudiando el modelo canadiense de reasentamiento de refugiados, todos son válidos y lo estamos evaluando", dijo a Sputnik la funcionaria Viviane Esse, subjefa de articulación y control de la Casa Civil, el Ministerio que se encarga de la atención a los venezolanos.
Se hizo gracias a patrocinios de la iniciativa privada y a familias que acogieron a muchos ciudadanos en sus casas.
Ahora Brasil estudia implantar ese modelo entre las opciones que se barajan para "ampliar" las formas de conseguir la "interiorización", un proceso para evitar que los inmigrantes venezolanos se acumulen en una única zona fronteriza.
La mayoría de los venezolanos llegan a través de la frontera norte, por el estado de Roraima, y muchos se quedan atrapados en esa región debido a las dificultades que tienen para moverse por un país como Brasil, de dimensiones continentales.
El Gobierno quiere descongestionar el estado de Roraima, donde hay más de 40.000 venezolanos, según las autoridades locales, muchos de ellos viviendo en la calle, y donde recientemente la situación se tensó debido a brotes xenófobos.
Para atajar la saturación de la región fronteriza, el Gobierno puso en marcha en abril el programa de interiorización: aviones de las Fuerzas Armadas trasladan a venezolanos que así lo deseen a otras ciudades brasileñas siempre que tengan garantizada su plaza en un albergue en el lugar de destino.
"Es un proceso complejo, tiene un tiempo de maduración; antes los inmigrantes tenían miedo de alejarse de la frontera, no conocían el proceso, el estado a dónde iban, pero ahora se empezará a acelerar"; confió Esse.
La funcionaria describió que "los que ya se han ido conversan con otros, les dicen cómo es y es más fácil que otros se animen".
Una de las dificultades con las que se ha topado este proyecto es la escasez de plazas en los albergues de las ciudades, porque muchos están enfocados a las personas sin hogar, adictos a las drogas, etcétera, y el Gobierno no quiere forzar a que se deje de lado ese tipo de asistencia, comentó Esse.
Por eso, a partir de ahora se añadirá otra fórmula, la de los alquileres sociales, relató.
Con este nuevo mecanismo para "crear" albergues en los próximos días 640 venezolanos llegarán al estado de Río Grande do Sul y 150 a Paraná (ambos en el extremo sur del país).
El Gobierno espera que desde ahora hasta fines de año se logre un ritmo de 400 traslados por semana.
"Es un proceso complejo, pero lo estamos construyendo entre todos (…) es el primer gran movimiento migratorio que tenemos y la primera gran ayuda humanitaria que hacemos en territorio nacional; queremos hacerlo lo más rápido posible", aseguró la responsable del Gobierno.
Según datos oficiales, el 43% de venezolanos "interiorizados" en Brasil ya consiguió empleo.
Este es un dato importante, ya que la tendencia muestra que la obtención de empleo lleva a abandonar el albergue, lo que impulsa la rotación y facilita que otros venezolanos en situación vulnerable puedan recibir ayuda.
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Para participar en el proceso es obligatorio tener todas las vacunas en regla, permiso de residencia o petición de refugio, documentos que la mayoría de venezolanos tramitan nada más atravesar la frontera, y un permiso de trabajo.
Este último requisito es el que genera más problemas a los venezolanos de Roraima, ya que para obtenerlo se necesita hacer una preinscripción por internet y el acceso a la red en los albergues es prácticamente imposible.
Esse aseguró que el Gobierno detectó esta "barrera" y en los próximos días enviará a Boa Vista decenas de ordenadores y antenas móviles para montar un dispositivo especial de conexión a internet y acelerar los trámites burocráticos.
El jueves salió de Boa Vista un nuevo vuelo de la Fuerza Aérea con 91 venezolanos a bordo, que se sumaron a los 1.098 reasentados desde el mes de abril.
Las ciudades de destino hasta el momento fueron São Paulo (sureste), Río de Janeiro (sureste), Manaus (norte), Cuiabá (centro-oeste), Conde (noreste), Igarassu (noreste), Brasilia (centro-oeste) y João Pessoa (noreste).
Entre 2017 y lo que va de 2018 algo más de 127.000 venezolanos ingresaron en Brasil, pero casi 69.000 ya dejaron el país en busca de otros destinos.
