Unas 9.500 personas, en su mayoría militantes de la extrema derecha, invadieron las calles de la ciudad alemana de Chemnitz el 1 de septiembre para manifestarse en contra de la inmigración, tras el arresto días antes por la policía de un sirio y un iraquí que mataron a puñaladas a un alemán de origen cubano, Daniel Hillig.
Para Bachelet, "la reciente ola chocante de violencia contra los migrantes en Alemania, de seguro alimentada con declaraciones llenas de xenofobia y odio, resulta alarmante".
Bachelet criticó además la renuncia de Italia a dejar entrar a sus puertos los barcos con migrantes, cuyo número disminuyó en los últimos meses, aunque la cifra de muertes de los que emprenden la travesía siga subiendo.
El 2 de septiembre los medios revelaron que al menos once personas resultaron heridas a causa de una nueva ola de protestas en la ciudad alemana de Chemnitz ubicada en el estado federado de Sajonia.