"Tengo solo una pregunta: ¿en base a qué se hacen estas declaraciones? (…) ¿Por qué dijeron que es mentira? ¿Qué en concreto en esta declaración fue mentira?", dijo la diplomática.
"Considero inaceptable acusar a las personas de mentir unos 30-40 minutos después de que hicieran tales confesiones", dijo.
Añadió que "si tras pasar 40 minutos la parte británica es capaz de acusar personalmente a dos personas de mentira, entonces en cinco meses podrían haber encontrado fotos, que de alguna manera indicarían, vincularían la historia de estas dos personas con las acusaciones presentadas a la Federación Rusa".
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Denunció que "la parte británica mintió sobre que estas personas no existen, que sus nombres son inventados; estas personas sí que existen, como nosotros todos vimos hoy, sus nombres no son inventados, y ellos contaron lo que pasó".
Londres calificó de otra mentira por parte de Rusia la entrevista que ofrecieron los empresarios Alexandr Petrov y Ruslán Boshírov, a quienes el Gobierno británico acusó el 5 de septiembre de ser los autores del supuesto envenenamiento del exagente doble Serguéi Skripal y su hija Yulia en la ciudad de Salisbury el 4 de marzo pasado.
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En la entrevista, los empresarios, que se dedican a la industria del fitness, aseguran que visitaron Salisbury el 3 de marzo en un viaje de turismo. Reconocieron que los nombres Ruslán Boshírov y Alexandr Petrov son sus nombres verdaderos.
Nada más abierta la investigación, que según Scotland Yard se prolongaría por varios meses, Londres responsabilizó a Moscú de estar detrás del envenenamiento y catalogó el arma como una sustancia de acción neuroparalizante supuestamente desarrollada por químicos rusos.
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Moscú rechaza las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y envió cerca de 60 notas diplomáticas al Foreign Office reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación, así como a los Skripal, que son ciudadanos de Rusia.
La primera ministra británica, Theresa May, afirmó que los sospechosos son oficiales del servicio de inteligencia militar y probablemente usaron identidades falsas.
La Cancillería rusa declaró con anterioridad que ninguna de esas informaciones han sido probadas y que las listas de supuestos agentes rusos sirven a Londres y Washington para justificar una cacería de brujas.