En efecto, un 80% de los turistas que suben a los rompehielos rusos para contemplar los paisajes polares son chinos.
La ruta en realidad abría nuevas perspectivas, ya que se extendía entre Shanghái y Nueva York y era de 3.700 kilómetros, es decir, era más corta que la ruta que pasa por el canal de Panamá.
Otra vía marítima que pasa a través del océano Ártico lleva a Europa Central y del Norte, abre nuevas perspectivas para China y está considerada como una alternativa para la Nueva Ruta de la Seda.
Más: ¿Para qué quiere China un rompehielos polar?
La reciente actividad muestra que Pekín está dispuesta a aumentar su presencia en el Ártico, por más lejos que se encuentre de la zona. El derretimiento de los hielos también otorga nuevas posibilidades, en particular, la exploración de yacimientos subacuáticos de petróleo y de gas y la creación de nuevas rutas comerciales.
En enero de 2018, el Gobierno de China divulgó un documento que reconocía la importancia de la exploración del Ártico. Las autoridades afirmaron que la zona tiene importancia para todo el mundo desde el punto de vista científico y económico, según cita el medio ruso Izvestia.
Te puede interesar: Expertos: la economía global necesita el Ártico
Al mostrar su interés por la zona, China subrayó que actuaría acorde con los países de la región. China es uno de los miembros observadores del Consejo Ártico, un foro intergubernamental, compuesto por ocho miembros (incluidos Rusia y EEUU) y seis miembros observadores.
El experto en geopolítica ártica de la Universidad Laval (Quebec, Canadá), Frederic Laserre, admitió que los Estados árticos necesitan inversiones chinas y permitirían la participación de Pekín, hasta que la influencia china llegue a ser demasiado fuerte y económicamente peligrosa para otros países.
Temas relacionados: EEUU tiene 'pensamientos ocultos' en relación al Ártico
China ya ha participado en algunos proyectos conjuntos con otros países. Así, en 2017 la Corporación Nacional de Petróleo de China cooperó con la empresa energética rusa Novatek para poner en marcha una fábrica de gas natural licuado en la península de Yamal. Además, algunas empresas chinas llevan a cabo proyectos en Canadá y Groenlandia.
Al mismo tiempo, algunos países no quisieron cooperar con China. Así, Dinamarca, Islandia y Noruega se negaron a prestar sus territorios al país asiático y expresaron su preocupación sobre las ambiciones de Pekín que según entendían no serían solo económicas, sino también geopolíticas.
No obstante, los expertos advierten que la distancia no es el único parámetro decisivo de una ruta rentable. También cabe tener en cuenta factores geológicos y climáticos. Es decir, el proceso de exploración es un asunto bastante complicado y duradero, no obstante, este podrá generar un considerable beneficio económico y garantizar la seguridad energética de China.
También: ¿Qué ganan Rusia y China con la Ruta de la Seda Polar?