En un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, se demuestra que la creencia en la milagrosa aspirina cae por su propio peso. El experimento se llevó a cabo en el trascurso de cinco años. En él tomaron parte más de 19.000 personas de Australia y EEUU de una edad promedio de 74 años y ninguno sufría de discapacidad ni padecían enfermedades cardiovasculares o demencia. La mitad de los sujetos a diario tomaron 100 miligramos de aspirina, mientras que los participantes restantes recibieron un placebo.
Los investigadores concluyeron que "la ingesta de aspirina en ancianos sanos en el trascurso de cinco años no alargaba la esperanza de vida y daba lugar a un aumento en el número de hemorragias graves".
También: Explican cómo prolongar y mejorar la calidad de vida sin dietas
La aspirina, que se utiliza a menudo para reducir la reincidencia de enfermedades cardiovasculares en los ancianos, reduce el riesgo de bloqueo de los vasos sanguíneos, pero, por otro lado, puede provocar hemorragias en el cerebro y el tracto gastrointestinal.