"Los acuerdos ruso-turcos sobre Idlib están encaminado, ante todo, a erradicar la amenaza terrorista y esto, sin duda, es un paso intermedio", dijo Lavrov desde Sarajevo adonde llegó en visita oficial.
La zona desmilitarizada, recalcó, permitirá poner fin a los ataques incesantes a las posiciones del Ejército sirio y a la base aérea rusa en Hmeymim.
"Además todas las armas pesadas deben ser retiradas de la zona", puntualizó.
El 17 de septiembre, Putin y Erdogan acordaron en la ciudad rusa de Sochi establecer para el 15 de octubre una zona desmilitarizada en Idlib, en la línea de separación entre la oposición armada y las fuerzas sirias.
La zona desmilitarizada sería controlada por las tropas turcas y la policía militar rusa.
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La gobernación de Idlib, en el noroeste de Siria, fue ocupada en 2015 por varios grupos terroristas, entre ellos el Frente al Nusra, también conocido como Hayat Tahrir al Sham.
Según estimaciones de la ONU, en Idlib se encuentran atrincherados unos 10.000 terroristas del Frente al Nusra y Al Qaeda (grupos proscritos en varios países, incluida Rusia).
El 20 de septiembre, Moscú advirtió que Al Nusra suministraba armas químicas a las formaciones armadas que operan en el área.
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La portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, alertó que los insurgentes trasladaron el mortífero gas sarín al hospital de Idlib.
Trascendió también que últimamente llegaron a Siria cientos de integrantes de los Cascos Blancos, una organización financiada por Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Dinamarca y Países Bajos.
En la preparación de los montajes además estarían implicados instructores de distintos países.