Una década después del colapso de Lehman Brothers que provocó aquella estrepitosa caída en los mercados financieros y toda una serie de medidas de emergencia que todavía se hacen sentir, los estrategas de JPMorgan Chase se han basado en un modelo con el que han pretendido calcular el momento y el nivel de gravedad de la próxima crisis financiera. El 2020 es el año elegido.
Los datos los han calculado en función de lo que ha durado la expansión económica, de lo que durará la próxima recesión, del grado de apalancamiento, de los precios de los activos financieros y del nivel de desregulación y de innovación financieras anteriores a la última crisis.
Como explica uno de los estrategas de JPMorgan Chase, Marko Kolanovic, el mercado bursátil colapsará debido a la abundancia de fondos indexados, de fondos cotizados en bolsa y de fondos de inversión pasivos. Debido a que no habrá suficientes inversores activos que compren fondos pasivos, incluso si estos son baratos no tendrán comprador.
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La empresa de servicios financieros también señala que la liquidez en el mercado bursátil estadounidense es dos tercios inferior a la de la crisis. En los mercados a renta fija, esa liquidez se ha deteriorado porque los bancos han pasado a desempeñar un papel menos relevante en el mercado.
"Lo ocurrido en el mercado en 2008 llevó a una grave violación de la liquidez, lo que puede ser una característica clave de la próxima crisis", creen en JPMorgan Chase.
En el mercado bursátil, la liquidez es la facilidad con la que un activo o bien puede convertirse en dinero en efectivo, al que se le llama también dinero líquido. Que disminuya la liquidez del mercado y que aumente la inversión pasiva reduce las posibilidades de que el mercado sea capaz de evitar grandes caídas en caso de que aumente la volatilidad, añaden los autores del informe, citados por Bloomberg.
¿Cuánto falta para el principio del fin? En una entrevista con la cadena CNBC, Kolanovic señala que la probabilidad de que la crisis llegue durante la segunda mitad de 2019 no es demasiado baja. En parte dependerá de la prisa que se dé la Reserva Federal (FED) del país norteamericano en subir las tasas de interés.
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El Bank of America señala que la marcada política proteccionista de Donald Trump es también una amenaza para la estabilidad económica mundial. Sufrirán por ella, sobre todo, los mercados mundiales de alimentos, según subraya el Instituto de Investigación Internacional de Políticas Alimentarias (IFPRI) en su informe de 2018:
"El posible resurgir del proteccionismo comercial ralentiza que se alcancen los Objetivos de Desarrollo del Milenio, un mayor desarrollo económico y que crezca y mejore la seguridad alimentaria y la nutrición".
Los analistas coinciden en que, si los bancos centrales logran evitar una fuerte caída en el valor de los activos financieros, es posible que la situación no acabe siendo tan terrible. De lo contrario, nos esperan cambios mucho más destructivos.
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