"Este es un lugar único para todos los cubanos, sea creyente o no, es un lugar muy especial porque todos nos sentimos, de cierta manera, amparados por la virgen de la Caridad", comentó a esta agencia Castellanos, durante una visita al templo enclavado en el poblado de El Cobre, a unos 880 kilómetros al este de la capital cubana.
Destino obligatorio para miles de devotos y peregrinos que la visitan, muchas veces para pagar promesas, junto a un número creciente de turistas extranjeros atraídos por el mítico lugar, el santuario reposa desde 1927 en la parte más alta del Cerro de Maboa, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Santiago.
Cuenta la leyenda que en el año 1613, Juan y Rodrigo de Hoyos, dos hermanos indígenas, junto al niño Juan Moreno, un negro esclavo de apenas 10 años, todos trabajadores de las minas de cobre en ese territorio, divisaron desde el bote donde buscaban sal en la bahía de Nipe, al noreste de la isla, la imagen divina flotando en el mar sobre una tabla.
"Los tres juanes", como también se los conoce, trasladaron a tierra firme la imagen de la virgen, que comenzó a ser adorada entre los pobladores y trabajadores de las minas de cobre a cielo abierto, sentimiento que con el tiempo trascendió las montañas orientales para invadir a toda la isla.
Según los encargados del templo, visitan la iglesia cerca de mil personas cada día, entre ellos devotos, peregrinos, cubanos emigrados y turistas, lo que provoca una inusual actividad en esta zona montañosa.
"Vienen muchas personas de distintos lugares con distintos objetivos –comentó el párroco entrevistado por Sputnik-, a presentarse delante de la Virgen, porque este lugar dice mucho para el cubano, aunque viva o no en Cuba".
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Llama la atención la Capilla de los Milagros, un espacio dedicado a las ofrendas, y donde se atesoran joyas, piedras preciosas, muletas, sillones de ruedas, prótesis óseas, ropas, zapatillas de bailarinas famosas, uniformes deportivos de glorias del deporte cubano, insignias y charreteras militares, entre otros artículos dejados allí como pago a promesas cumplidas por la virgen.
Entre estas piezas se atesora el diploma y la medalla de oro del Premio Nobel de Literatura 1954, el estadounidense Ernest Hemingway, ofrenda que el escritor hizo en reconocimiento al pueblo cubano por haberlo inspirado a escribir su novela "El viejo y el mar".
Veinte años después, el 20 de diciembre de 1936, por órdenes del Papa Pío XI, el entonces obispo de Santiago de Cuba, Valentín Zubizarreta, coronó a la virgen, y en diciembre en 1977, el papa Pablo VI otorgó al santuario de El Cobre el título de basílica.
Durante el viaje de Juan Pablo II a Cuba, en 1998, este coronó y bendijo la imagen de la virgen durante la misa que ofició en la Plaza Antonio Maceo, de la ciudad de Santiago.
En 2015, durante su visita a la isla y coincidiendo con el centenario de la consagración de la Santísima Caridad del Cobre, el papa Francisco decretó el Año Santo Excepcional de la Misericordia y regaló a la virgen un ramo de flores de plata que descansan a los pies de su imagen.
"La virgen de la Caridad del Cobre, o Cachita, como sencillamente le llamamos los cubanos, sin distinción de raza, clase social o posición política, es la madre de todos y a ella confiamos que alguna vez nos una como pueblo y sane cualquier diferencia que nos separe", dijo a Sputnik María Suárez, una devota que concluía sus rezos ante la imagen.