En particular, temen que el lento deslizamiento registrado en el lado sudeste del volcán hacia el mar mediterráneo podría desencadenar un colapso repentino de una parte del monte.
No obstante, estos mismos investigadores informan que lo único que se puede hacer por el momento es prestar atención a lo que está ocurriendo con el volcán activo, ya que no hay manera de predecir si el colapso ocurrirá en unos cuantos años o siglos.
De acuerdo con estudios previos sobre el movimiento del Etna, este podría deberse a los remolinos del magma dentro del volcán.
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Sin embargo, aquellos estudios se centraron en el componente superficial del monte. Los nuevos estudios pormenorizados del fondo marítimo en la zona demostraron que el desplazamiento gradual del Etna tiene un alcance mucho mayor, lo cual aumenta el riesgo de colapso, apunta el medio.
"De momento podríamos considerarlo como un deslizamiento de tierra lento. Tuvimos un movimiento de cuatro centímetros en 15 meses, así que es muy lento. Pero está el peligro de que acelere y se deslice muy rápido al mar", dijo Morelia Urlaub, oceanógrafa del Centro Geomar Helmholtz.
Los científicos recolectaron los datos de sensores de presión durante varios meses para determinar si lo mismo está ocurriendo en estos momentos con el monte Etna.
A pesar de que estos datos ofrecen más información sobre el movimiento del monte, Urlaub señala que es difícil evaluar el riesgo a partir de estos resultados debido a la edad del Etna.
"Estuvimos monitorizando al Etna durante 30 años, pero 30 años no son nada en comparación con la edad del monte de 500.000 años. [El derrumbe] podría ocurrir en 10 o 100.000 años: no hay manera de saberlo", explicó la científica.
Concluyó que de momento es muy importante seguir monitorizando el volcán e intentar averiguar qué ritmo de desplazamiento podría ser un indicador de un colapso inminente.
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