La Comisión Electoral Independiente afgana informó hace un tiempo que las elecciones del jefe de Estado se celebrarán el 20 de abril de 2019, exactamente seis meses después de las parlamentarias.
"Si el futuro presidente se elige por el pueblo y los comicios se desarrollan sin la injerencia foránea, en particular de EEUU y sus aliados de la OTAN, y el nuevo jefe de Estado cumple sus promesas, la situación mejorará, espero, pero si sucede lo contario, el caos continuará", señaló.
Según el político, es importante que el nuevo jefe de Estado "sienta el dolor de los ciudadanos" e imponga orden en todas las esferas de la vida de la sociedad, sobre todo en la economía y en materia de seguridad.
"El presidente debe luchar contra el narcotráfico, el desempleo y la corrupción, eliminar la posibilidad de la compra de puestos administrativos, así como desarrollar relaciones con los países limítrofes, si lo hace gozará del apoyo del pueblo y juntos podrán poner fin a la guerra", resumió.
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Afganistán vive una situación de inestabilidad política, social y de seguridad a raíz de los ataques que lanza el movimiento Talibán y, desde 2015, el grupo terrorista ISIS (autodenominado Estado Islámico) —ambos prohibidos en Rusia—, pese a la fuerte presencia militar de EEUU y otros países de su órbita.