La presentadora de 32 años trabaja en el canal público Al Ekhbariya. Empezó a cubrir los sucesos en el terreno ocho meses después del inicio del conflicto en marzo de 2011 y acompañó a las tropas del Gobierno durante dos años y medio en todas sus misiones.
"Soy la primera periodista siria en usar el chaleco antibalas y el casco y la primera en ser capturada. También estuve entre los primeros periodistas sirios heridos en una misión", dice Yara Saleh a Sputnik.
"La guerra estaba cobrando impulso, las tropas tomaban cada vez más nuevas ciudades por asalto y empezó a aparecer mucha información errónea sobre la situación. Al Ejército le atribuían robo, destrucción, violencia y asesinatos. El Ejército sirio siempre era el culpable y los civiles siempre eran víctimas", relata Yara.
Entonces, las dos Yaras comenzaron a seguir las tropas para documentar su entrada en cada ciudad y transmitir un informe verdadero sobre lo que pasaba. Más tarde, las dos mujeres empezaron a ser conocidas como corresponsales de guerra.
Así, fueron atacados repetidamente por grupos armados, vieron la muerte, la destrucción, el temor de los civiles a los que en el futuro serían conocidos como Ejército Libre Sirio (ELS).
Infierno en cautiverio por el Ejército Libre Sirio
En el verano del 2012, su equipo de filmación conformado por cuatro personas fue capturado por el ELS cerca de la aldea de Al Tal, en un suburbio occidental de Damasco. Después de seis días en cautiverio, tres de ellos fueron liberados, pero el asistente del operador fue asesinado por los terroristas.
A Yara le obligaron a usar la burka, la humillaron, intentaron violar y prometieron descuartizar. La mujer asegura que no hay ninguna diferencia entre el ISIS —organización terrorista proscrita en Rusia— y el ELS.
"Es impensable para mí que un sirio mate a otro. Estaba segura de que no eran sirios. Pero resultó que sí lo eran, y algunos de ellos incluso estudiaron conmigo antes de la guerra", señala Yara.
"Tenía un sentimiento de culpa por el destino de mis colegas. Tal vez fuera por mi coraje desesperado que me seguían y arriesgaban su propia vida. Mi madre también me pidió que dejara este trabajo, estaba muy preocupada por mí", concluye Yara y destaca que otra generación de periodistas ya llegó para sustituirla.