El sumo pontífice canonizó al 'Beato pastor de América', monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, arzobispo salvadoreño (1977-1980) asesinado a tiros el 24 de marzo en 1980 mientras presidía una misa en la capilla del hospital Divina Providencia en San Salvador.
El embajador salvadoreño en Moscú, Efrén Arnoldo Bernal Chévez, confesó en declaraciones a Radio Sputnik que se siente "igual que mi pueblo. Desbordado de júbilo, de esperanza y también esperando que este gran acontecimiento nos conduzca a conocer la verdad, a hacer justicia, a perdonar y a reconciliar el país".
Tal y como lo evidencian las palabras del diplomático, la canonización del monseñor Romero no es solo un hecho de importancia histórica y nacional sino de personal para los salvadoreños ya que, según Leonardo Alfaro, estudiante de la Universidad rusa de Economía Plejánov, "él [Óscar Romero] sobresaltó todos los problemas que estaban sucediendo pero nadie hacía nada".
El Monseñor Romero, agregó Alfaro, "es un ejemplo de persona, un ejemplo en que todo el mundo debería buscar la inspiración".