"Hay indicios de una acción orquestada con la intención de coartar la libertad de prensa", dijo el periódico en su denuncia.
La autora de la investigación, Patricia Campos Mello, recibió cientos de mensajes amenazantes en sus redes sociales y por correo electrónico.
Además, su cuenta de WhatsApp fue hackeada, parte de sus mensajes más recientes fueron eliminados y su aparato mandó varios mensajes a favor de Bolsonaro a contactos de su agenda.
Según el periódico, la reportera también recibió dos llamadas telefónicas de un número desconocido en las que una voz masculina la amenazó.
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El director ejecutivo del instituto de opinión Datafolha, Mauro Paulino, también recibió amenazas a través de su cuenta de Facebook y en su domicilio particular.
Después de que el diario desvelara que la campaña de Bolsonaro podría haber distribuido de forma irregular miles de mensajes de WhatsApp difamatorios contra el PT, Paulino expresó en Twitter que Datafolha había detectado un crecimiento exponencial de la intención de voto hacia el militar en los últimos días antes de la primera vuelta del 7 de octubre en ciertos distritos.
De esta forma, dio a entender que el amplio margen de votos que tuvo Bolsonaro en la primera vuelta frente a Fernando Haddad, del PT, pudo guardar relación con esas artimañas, lo que no gustó a los simpatizantes más radicales del postulante favorito.