Como lo hacen los miembros de la Unión Europea (UE) cada año, Italia presentó al bloque su presupuesto 2019. El protocolo, conocido como "pacto de estabilidad" se estableció luego de la crisis griega de 2009 y se trata de la aprobación de las propuestas anuales para evitar un nuevo colapso económico.
El inmediato efecto fue el rechazo de la UE, que por primera vez se opuso a un presupuesto nacional y le brindó al país un plazo de tres semanas para su reformulación. "Aunque Bruselas envíe doce cartas no vamos a cambiarlo" fue la respuesta del viceprimer ministro, Matteo Salvini. Qué pasará entonces, es la pregunta que todos se hacen.
En la opinión de la doctora en estudios europeos Beatriz Hernández, ambos tienen cosas que perder. Para la UE el riesgo más grande es que otros países tomen a Italia como precedente y empiecen a endeudarse más de lo que permite el bloque, lo que podría desencadenar en una crisis internacional.
"Podría haber un efecto contagio en las economías que son más sensibles dentro de la Unión Europea. Para eso el Banco Central Europeo (BCE) ya se ha manifestado diciendo que no se preocupen, que en el momento que haya un efecto ellos actuarán. Hoy en día el BCE está comprando deuda y tiene fondos de estabilización para esos países. Entonces digamos que ahí puede controlar un poco ese efecto", dijo en diálogo con Sputnik.
Por otra parte, en opinión de la académica de la Universidad Diego Portales, Italia no la llevará fácil puesto que sería pasible de sanciones que podrían incluir multas e incluso el retiro de subsidios.
"Ya se está barajando la posibilidad de que como represalia la Unión Europea deje de darle subsidios a Italia, el segundo país que más subsidios recibe para la agricultura, la pesca, el empleo y el desarrollo regional", explicó.