"Miembros de grupos armados no abandonan sus intentos de desestabilizar la situación en la zona desmilitarizada de Idlib… El Centro para la reconciliación fue informado por los vecinos de la provincia de Alepo de que se está preparando una nueva provocación para acusar a las fuerzas gubernamentales sirias de usar armas químicas contra la población", dijo el jefe del Centro para la reconciliación, general teniente Vladímir Sávchenko, citado por la oficina de prensa del Ministerio de Defensa ruso.
"Las sustancias tóxicas, probablemente cloro, fueron trasladadas desde la ciudad de Yisr al Shugur, en la provincia de Idlib, usando camiones cubiertos", detalló el militar.
Mientras, los miembros de la organización no gubernamental Cascos Blancos ya empezaron a filmar falsos ataques químicos con la participación de unas personas desconocidas.
"Los Cascos Blancos ya están grabando falsos ataques con la participación de personas desconocidas a los habitantes locales", señaló Sávchenko.
También dijo que según los datos que obtuvo el Centro ruso para la reconciliación, los terroristas provocarán a los militares sirios para que abran fuego supuestamente usando munición cargada con sustancias tóxicas.
"Acto seguido serán presentadas al mundo las nuevas 'víctimas' de los ataques químicos lanzados presuntamente por las fuerzas gubernamentales sirias", apuntó el jefe del Centro para la reconciliación.
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Según agregó, el Centro seguirá el desarrollo de la situación en esa región y mantendrá informada a la comunidad internacional.
La ONG Cascos Blancos, que ha tenido una gran notoriedad y un amplio apoyo de los países occidentales, afirma que su objetivo consiste en rescatar a la población civil en las zonas de conflicto, pero es acusada por las autoridades sirias de tener vínculos con grupos extremistas y hacer propaganda hostil.
El Ministerio de Exteriores de Rusia ha calificado los Cascos Blancos como un elemento de una campaña de información destinada a difamar al Gobierno sirio.
En particular, Moscú responsabilizó a ese grupo de la provocación en Guta Oriental, que dio a Occidente un pretexto para acusar a Damasco del uso de armas químicas y atacar instalaciones del Ejército sirio en abril pasado.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.
La solución a la crisis se busca en dos plataformas, la de Ginebra, bajo los auspicios de la ONU, y la de Astaná, copatrocinada por Rusia, Turquía e Irán.