El anterior presidente de Brasil, Michel Temer, realizó su primera visita al extranjero precisamente a China. Jair Bolsonaro, el recién elegido presidente, evita a su vez hablar de las inversiones chinas en empresas estatales brasileñas. Mientras tanto, en una entrevista de radio, dijo que Brasil "no puede permitir que China, ni ningún otro país, venga y compre Brasil, en lugar de comprar productos en Brasil".
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Estados Unidos ha influido en la campaña electoral brasileña, opina Alexandr Jarlámenko, analista del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de Rusia, en una entrevista a Sputnik. A su juicio, intentaba "sacar al país más grande de la región del dinámico desarrollo político y económico de las relaciones con China que ha tenido lugar en los últimos años".
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Durante la campaña electoral, Bolsonaro se comprometió a privatizar varias empresas estatales, lo que fue evaluado de manera muy negativa por el analista.
"Socavará la base sobre la cual se desarrolla la cooperación bilateral. La asociación de la República Popular de China con Brasil, así como con otros países, se basa principalmente en un sector público fuerte. Estos son países en los que el estado desempeña un papel importante en la economía. Si se destruye este pilar, ese factor podría afectar negativamente a las relaciones económicas de China con Brasil", cree Jarlámenko.
"Para ganar el apoyo de los votantes durante las elecciones, el candidato derechista Bolsonaro dio rienda suelta realmente a declaraciones duras al comentar las relaciones con China. Sin embargo, sus declaraciones antes de las elecciones y las acciones como presidente en el futuro son cosas diferentes. Bolsonaro como presidente debe preocuparse ante todo por los intereses nacionales de Brasil. De lo contrario, perderá el apoyo de los votantes", afirmó el experto.
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A juzgar por las actuales relaciones chino-brasileñas, su desarrollo está en los intereses nacionales de Brasil, asegura Fan Hesheng. Con respecto a los intercambios económicos y comerciales bilaterales, el país latinoamericano es un socio dinámico que no puede ignorar el enorme mercado chino.
"La tendencia actual en Brasil es depender políticamente de EEUU y, económicamente, de la cooperación con China. Si el mercado chino se pierde, el proceso de reactivación de la economía del país será muy difícil. Al mismo tiempo, no vale la pena pintar el futuro de las relaciones chino-brasileñas demasiado pesimista", concluyó.