Las empresas militares privadas cobran mucho dinero por sus servicios, pero están exoneradas de la responsabilidad de sus acciones y suelen tener una visión más clara en cuanto al riesgo de fallecimiento. Los militares tradicionales no pueden permitirse estas cosas, aunque todavía poseen importantes ventajas tecnológicas.
Para el analista ruso Alexandr Jramchijin, las dos deficiencias más notables de las empresas militares privadas son la falta de una maquinaria bélica pesada y de la aviación. Estos obstáculos no son del todo insuperables, escribe el autor en la revista militar VPK.
Equipos bélicos pesados
Una posible fuente de tanques y blindados podría ser el legado militar proveniente de la disolución de la URSS y del Pacto de Varsovia.
El autor señala que la empresa de reparación y mantenimiento de equipos militares checa Excalibur podría poseer hasta 1.000 unidades de vehículos pesados.
Aunque es verdad que estarían obsoletos, los tanques, vehículos de infantería y cañones autopropulsados 'Hecho en la URSS' todavía estarían aptos para el combate y exigen poco mantenimiento.
"Los equipos soviéticos son perfectos para ir a la guerra en algún país tercermundista. Y será posible disfrazarlos como trofeos de guerra o acusar a Rusia por haberlos suministrados", argumenta Jramchíjin.
Ejemplo de los trofeos: El Ejército sirio se apodera del enorme arsenal de los militantes en Al Qalamun (vídeo, fotos)
Aviación militar privada
El tema de los aviones de combate tampoco sería imposible de solucionar. Hoy en día en EEUU existen dos empresas privadas dotadas con aviones militares: ATAC y Draken.
Eso quiere decir que tiene una plantilla de pilotos militares experimentados, entrenados para diferentes misiones de combate y sus estándares de mantenimiento técnico se aproximan a los de una fuerza aérea formal.
Es verdad que todos los aviones en posesión de ATAC y Draken son obsoletos. Quizá los más modernos serían los Atlas Cheetah de Draken, comprados a Sudáfrica en 2017. Es la modernización más corriente del Dassault Mirage III, el caza francés introducido en 1961 y coetáneo del MiG-21 soviético.
Pero al combinar la experiencia de los pilotos con la cantidad de aviones, resulta una imagen diferente. Las FFAA de Portugal tienen 27 unidades de los F-16 estadounidenses, y las de Hungría operan 14 cazas Gripen suecos. Mientras tanto, las dos empresas privadas tienen unas 180 aeronaves.
En África, solo Egipto, Marruecos y Argelia aplastarían una fuerza aérea privada de esta envergadura. Otros países, como Sudáfrica, Etiopia, Angola, Nigeria, Uganda, Sudán y Eritrea armarían una dura resistencia. Las demás naciones africanas no podrían contra un asalto así, opina el autor.
En América Latina, los invencibles serían Brasil, Chile, Perú y Venezuela, mientras Colombia y Cuba presentarían un gran desafío.
"Otros países de América del Sur, ni hablar de Centroamérica, perderían una guerra contra la combinación de varias empresas militares terrestres y aéreas", advierte el autor.
Es probable que en el futuro aparezcan 'ejércitos privados' sin nada que envidiar a los nacionales, controlados por el propio Washington, sus aliados o grandes corporaciones transnacionales. Esas fuerzas no podrían desafiar a nadie en la región Euroasiática, pero en el continente africano y en el sudamericano sí podrían llevar campañas militares exitosas.
"Y el país-contratante no solo no sería responsable por los crímenes o pérdidas [de los militares privados], sino también podría actuar sin la autorización de la ONU. Esto contribuiría a la degradación del mundo hacia un caos completo", concluye el analista ruso.