Dicho de otra forma, Merkel ha venido presidiendo su partido desde el año 2000, y siendo canciller de Alemania desde 2005, sin pausa. Muchos se apresuran a echarle la culpa a la doble debacle otoñal de su partido, en pleno crepúsculo de su figura: en Baviera el pasado 14 de octubre, y en Hesse este domingo último. Los 11 puntos que perdió el partido respecto a 2013 en esa zona han sido calificados por la propia Merkel como "decepcionantes y amargos".
Angela #Merkel: Auf dem Parteitag in Hamburg werde ich nicht mehr für den Parteivorsitz kandidieren. 2021 werde ich nicht mehr als Bundeskanzlerin und nicht mehr für den Bundestag kandidieren. #cdupt18
— CDU Deutschlands (@CDU) 29 октября 2018 г.
Amargo ya era el mandato para muchos desde hace bastante, de esta licenciada en Física originaria de la ex Alemania Oriental, según el presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia.
"La sensación en Alemania desde hace mucho tiempo y de forma creciente, es que Merkel en sí misma está suponiendo un obstáculo para la actualización de la vida política en Alemania desde muy distintos puntos de vista. Desde el propio Gobierno de coalición –su configuración–, hasta el propio reposicionamiento de su partido".
En plena caída de la facción, Merkel incidió en que "es hora de abrir un nuevo capítulo", ya que su "objetivo siempre había sido ocupar cargos políticos con dignidad, y un día partir con dignidad". Algo con lo que discrepa el eurodiputado griego Stelios Kuloglu: "El tiempo es una cuestión de política en la política. Siempre es importante saber cuándo entrar al juego y cuándo es el momento de retirarse. Merkel, quien permanece en el poder por más tiempo que el actual líder norcoreano, sucumbió a la tentación y no se fue antes de que terminara su era", declaró a Sputnik.
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Desde el momento en que llegó al poder, varios de sus colegas fueron quedando a la vera del camino. Para muestra, algunos botones: George W. Bush en EEUU, Chacques Chirac en Francia, Tony Blair en Reino Unido y José Luis Rodríguez Zapatero en España, por citar algunos. En el caso del mandatario español, la crisis fue el elemento que terminó por tumbarlo.
Al respecto, el analista sostiene que "Angela Merkel ha sido una figura extraña y contradictoria en sus posicionamientos ya desde el comienzo. Hubo algunos más o menos standard, y más o menos aceptados durante los primeros años de la crisis. A partir de 2011 dio un giro claro, no sólo ella, sino el conjunto de la élite alemana y europea en el que se empezó una apuesta radical por lo que entonces se llamó 'austeridad', como repuesta a la crisis, y esto la convirtió en una figura muy impopular especialmente en los llamados 'países periféricos europeos'", explica Zelaia.
No obstante, matiza el experto, Merkel "utilizó también esta estrategia [de austeridad] para convertirse en muy popular en Alemania de una forma tal que contribuyó sensiblemente a esta ruptura interna de las relaciones entre los países europeos. Es decir, creó una dinámica en la que los países periféricos del sur fundamentalmente se sintieron permanentemente agraviados y de una forma muy directa con respecto a Alemania y a Angela Merkel. Esta fue una dinámica que se mantuvo a partir del año 2011 hasta el final del período duro de la crisis. Y luego nos encontramos con un punto de inflexión alrededor de la dinámica migratoria. Al movimiento de inmigración masiva que se produjo en 2015 en el que Merkel tuvo unas posiciones chocantes".
Zelaia opina que en este contexto, "en primer lugar [Merkel] tuvo unas posiciones personales, incluso en contra de su propio partido, y un impulso total y sin barreras al movimiento migratorio de refugiados –en principio de Siria y de Oriente Medio– que se produjo en aquel año, para luego –no sé si como consecuencia de lo que estaba sucediendo en la práctica, o como consecuencia en la reacción de la opinión pública alemana y europea en general– cuando todavía no había terminado estos movimientos migratorios, ella misma comenzó a hacer declaraciones extrañas aludiendo a que dentro de esos refugiados se habían introducido miles de terroristas".
— Geert Wilders (@geertwilderspvv) 20 декабря 2016 г.
En estas actitudes de Merkel es que Zelaia ve el germen de los resultados que están arrojando las urnas en los distintos procesos electorales, tanto a nivel panaeuropeo, como a nivel de cada país en particular. Y en Alemania, ya se ha abierto la carrera de la sucesión, y 'hay varios niños para ese trompo'.
"Son posiciones muy contradictorias pero son movimientos, viéndolos en conjunto, aparentemente ideales para crear el caldo de cultivo de la extrema derecha, de una reacción visceral de la sociedad alemana como efectivamente se produjo. Han sido una serie de movimientos contradictorios y muy difícilmente explicables en su conjunto que han creado a partir de ese momento las dificultades de la propia Merkel de redefinir su posicionamiento ante el nuevo contexto, tanto a la democracia cristiana como a los nuevos Gobiernos, y todo esto ha generado una necesidad percibida en la sociedad alemana de nuevos líderes que sepan reconducir la situación actual sobre una base de racionalidad y de esperanza en el futuro, que permite posicionamientos viscerales como los que se están planteando ya desde una buena parte de la sociedad alemana que no se sabe muy bien a dónde pueden llevar", observa Zelaia.
"Si tenemos que valorar la figura de Merkel durante los últimos años habría que decir que efectivamente el mantenimiento tan prolongado en el cargo, a pesar de las dificultades que se estaban constatando, ha sido seguramente muy perjudicial para Alemania y también para la UE. En una época de cambio acelerado a nivel geopolítico y a nivel económico, Europa en su conjunto ha carecido de un liderazgo, ha estado jugando muy a corto plazo con estrategias de tipo administrativo, en lugar de tener capacidad de mirar a largo plazo y de saber posicionarse mirando al futuro, que es lo que necesitan, tanto la UE, como la propia Alemania. Se ha estado prolongando una situación en la que la propia Merkel y el Gobierno alemán, no han sabido ni diseñar ni proyectar a la sociedad alemana, qué era lo que había que hacer ante la situación actual. No han sabido proponer, no ya alternativas técnicas, sino alternativas de diseño de una sociedad de futuro, tanto para Alemania como para la UE. Yo creo que esta es la cuestión básica: falta de liderazgos y falta de estrategias, o por lo menos, falta de percepción de la existencia de este liderazgo y de estas estrategias por parte de la sociedad alemana y la sociedad europea", concluye Adrián Zelaia.
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