"La exigencia de la pena de muerte para los sospechosos del asesinato de Khashoggi, sin duda, no es la mejor manera de esclarecer el asunto, por el contrario, es un modo horroroso de ocultar a los verdaderos responsables", escribió en su cuenta de Twitter el secretario general de la RSF, Christophe Deloire.
Khashoggi fue visto la última vez el pasado 2 de octubre cuando entraba en el consulado saudí en Estambul, donde debía recoger varios papeles.
El 19 de octubre, ante las presiones de la comunidad internacional, Arabia Saudí admitió que Khashoggi falleció en "una pelea" en el Consulado.
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El 21 de octubre el canciller saudí, Adel Yubeir, aseguró que el asesinato fue "una operación no autorizada, donde ciertas personas abusaron de sus poderes", pero posteriormente el fiscal general saudí, Saud Mojeb, admitió que los sospechosos de asesinar a Khashoggi "cometieron el crimen de manera premeditada".