Para ser más fieles a las palabras del prelado del Elíseo, lo que hizo fue exigir unión en Europa, bloque que tiene la obligación de evitar "que el mundo descienda hacia el caos".
Además: Francia corre el riesgo de perder su estatus de "gran potencia"
El Dr. en Geopolítica de la Universidad de Pisa en Italia, Rolando Dromundo, opina al respecto que "la Unión Europea tuvo un rol después de la postguerra [finalización de la Segunda Guerra Mundial] y su existencia ha evitado una serie de conflictos. Crear la UE tenía como finalidad que los países que estuvieron en guerra entre ellos durante tantos años, sobre todo el núcleo Francia-Alemania –al final de cuentas se enfrentaron en tres guerras en setenta años– que quedaron en una situación muy mala, muy deteriorada, [la creación de la UE] les obligaba a buscar una solución para evitar estar en un conflicto eterno. Esa era su finalidad".
Al profundizar en su comentario, el analista expresa que "la única cuestión es que si la UE quiere seguir teniendo esa finalidad se tiene que reformar, porque también paralelamente a este rol, se ha convertido en un órgano que ha defendido una política económica que no ha hecho más que aumentar las desigualdades y que no funciona más en el mundo […] que ya se ve agotado a todas luces".
Desde hace un buen tiempo a esta parte Europa se encuentra en un batiburrillo de obstáculos, problemas y situaciones kafkianas, y todas las miradas, esas que prefieren ser optimistas, se enfocan en 2019 como un año catalizador y canalizador, como un punto de inflexión de algunas de estas coyunturas hacia el inicio de un reencauzamiento y normalización del bloque.
Mientras, en el horizonte están el Brexit y las elecciones parlamentarias europeas de la próxima primavera, en mayo más precisamente, y de otros procesos electorales que le esperan a los miembros de un club comunitario que está azotado por los euroescépticos y ciertas formaciones políticas que van ganando terreno de forma legítima ante la desazón y decepción que el club y muchas de sus políticas han causado en la ciudadanía comunitaria.
Te puede interesar: Euroescepticismo: un fantasma que recorre toda Europa
En este sentido Dromundo explica que tanto "los partidos tradicionales como la socialdemocracia europea, como los partidos demócrata cristianos o de derechas tradicionales, están muy desprestigiados porque no han hecho otra cosa que defender un modelo económico que no es vigente, que al final de cuentas ha aumentado las divisiones sociales al interior de la UE, y ha favorecido una serie de privatizaciones y un modelo de acumulación que no trae efectos concretos para la mayoría de la población a nivel de reformas, pensiones, etc.".
"Si la propuesta de 'más Europa' no va acompañada de una verdadera propuesta política que permita que la gente se sienta identificada, que puedan decir 'no son los mismos de siempre', va a ser muy difícil. Entonces es muy importante crear, no sólo el discurso 'sí más Europa, sí fortalezcamos la UE', pero [la cuestión está en] cómo, qué modelo nos invita a hacer esto, porque si no, es muy fácil que la gente caiga en las falacias por todos los partidos euroescépticos, y al final es muy fácil a través del odio, de la rabia, del descontento –que se ha venido acumulando durante los años–, canalizar todo, culpando a los extranjeros o a diferentes personas que pudieran parecer falaz y empíricamente, los culpables de una situación".
No te lo pierdas: La aprobación de Macron cae al mínimo durante su presidencia
Se trata de la sección del proyecto que se extiende a lo largo de más de 900 kilómetros bajo el mar Negro, desde la localidad rusa de Anapa hasta la costa turca de Kiyikoy. Trascendió que fueron completadas hasta este punto las dos líneas del gasoducto: una dirigida al mercado turco, y la otra a los países europeos que deseen conectarse.
En este contexto, el presidente Putin declaró que "semejantes proyectos, y este en particular, no está dirigido contra intereses de nadie, proyectos de este tipo son de naturaleza exclusivamente constructiva, procuran desarrollar relaciones entre los Estados, crear condiciones duraderas para desarrollar la economía y mejorar el bienestar de nuestros ciudadanos".
Rolando Dromundo explica que en este contexto "está privando el realismo político de parte de Rusia y Turquía, mientras en Europa están jugando la partida de jugar a los caníbales y no ven que al final de cuentas si no tienen una posición más pragmática a nivel de política exterior, van a quedarse fuera de la escena", sentencia el analista.