"La pobreza rural crece en dos millones de personas por primera vez en la última década", señaló el organismo en su primer Panorama de la Pobreza Rural.
"No podemos tolerar que uno de cada dos habitantes rurales sea pobre, y uno de cada cinco, indigente", señaló el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, durante la presentación de este informe.
La pobreza rural se contrajo del 64 al 46% entre 1990 y 2014, pero desde entonces, "tanto la pobreza como la pobreza extrema aumentaron dos puntos porcentuales cada una, alcanzando el 48,6 y el 22,5% respectivamente", observó la FAO.
"Hemos sufrido una reversión histórica, un quiebre que vuelve patente que nos estamos olvidando del campo", sostuvo Berdegué.
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Según la FAO, la última vez que la región registró una situación similar en materia de pobreza rural fue por los efectos de la crisis financiera internacional de 2008.
Trampas de pobreza
Entre 1990 y 2014, Brasil redujo del 71 al 29% su pobreza rural.
También Perú disminuyó la pobreza del 73 al 46% desde 1997 a 2014.
Pero en la región existen territorios que son "trampas de pobreza", con muy distintas posibilidades de desarrollo según se trate de zonas urbanas o rurales.
La disminución de esa brecha entre el acceso a infraestructura básica y servicios de educación de los jóvenes rurales, en comparación a los urbanos, "tomaría —a la velocidad actual— entre 22 y 40 años en el Perú, entre 19 y 29 años en México y entre 17 y 41 años en Chile", informó la FAO.
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Para solucionar este problema, el organismo recomienda la implementación de cinco medidas: la creación de sectores agrícolas sostenibles, con más inversión en bienes públicos; aumentar la cobertura de la población social; favorecer la gestión de los recursos naturales; estimular el empleo no agrícola con inversión privada y pública y mejorar la infraestructura con servicios públicos.
