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La UE cree que tiene jurisdicción sobre Rusia

Ocurre en plena debacle del bloque comunitario
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Mientras se hunde, Europa vuelve a interferir en asuntos de Rusia. No puede evitarlo. Parece estar en su información genética por inoculación transatlántica. Poseída por la rusofobia que padece, la UE ahora se cree con potestades de interferir en un claro diferendo de dos terceros países: Rusia y Ucrania en el mar de Azov.

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Occidente se rige siempre por la misma regla: 'Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago'. Y no falla. El  penúltimo episodio acaba de dejar a la diplomacia europea al desnudo, en completa evidencia, y esta vez más que nunca, de una forma paradigmática. 

Es un ejemplo claro de cómo explicar de la forma más fácil posible la interferencia casi permanente, en este caso de la UE, en asuntos de Rusia, algunas veces disfrazada de sanciones injustificables. Lo que se conoce comunmente como 'Blanco y en botella'.

Y es que Bruselas cree tener jurisdicción sobre Rusia, o sobre Ucrania tal vez. De otra forma, no podrían entenderse las declaraciones de la jefa de su diplomacia, Federica Mogherini, quien comunicó que la UE tiene la intención de aprobar en un futuro próximo medidas en relación con la situación en el mar de Azov.

Lo que condena más que nunca al bloque comunitario justo ahora, es que esta interferencia tiene lugar en momentos en que existe un conflicto real de jurisdicciones dentro de Europa, entre uno de sus miembros, España, y un futuro exmiembro, el Reino Unido, sobre Gibraltar. Pero sobre eso a Mogherini no se le escuchó decir nada. Mantiene la boca cerrada cuando se trata de una situación sobre la que sí debe hablar y actuar, por ser un conflicto dentro de 'su' territorio.

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Cuando Mogherini alude a lo que llama "la situación en el mar de Azov", se refiere al deterioro que sufrió la navegación en ese mar luego de que las fuerzas de Ucrania detuvieran en marzo pasado al barco pesquero ruso Nord con diez tripulantes a bordo bajo la excusa de que había visitado la península rusa de Crimea "con el fin de dañar los intereses nacionales de Ucrania". La nave fue escoltada hasta el puerto ucraniano de Berdiansk.

En agosto, las autoridades ucranianas volvieron a la carga. Arrestaron otro barco ruso, el Mekhanik Pogodin, anclado en el puerto de Jersón. Moscú calificó las acciones de Kiev como "terrorismo marítimo" y contestó endureciendo las inspecciones fronterizas en la zona rusa del mar de Azov. Según las autoridades rusas, las inspecciones cumplen con todas las normas del Derecho Marítimo Internacional y aseguran que ninguno de los armadores ha presentado quejas.

Entonces aparece Europa, aparece Mogherini, para dejar constancia de que Europa tiene jurisdicción sobre Rusia como para tomar medidas en su contra, cuando se trata de un diferendo planteado entre dos terceros países, que no son miembros de la UE, sobre los que no tiene jurisdicción, y respecto a un mar donde tampoco tiene jurisdicción. 

Pero desde Rusia le llegó la respuesta a Mogherini por si tenía dudas en cuanto al apartado de geografía. Así, el presidente del Comité de Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación [Senado ruso], Konstantín Kosachov, tuvo el gran detalle de aclararle que "El mar de Azov, por definición, está fuera de la competencia de la Unión Europea, es la cooperación o la falta de cooperación entre los dos países europeos, Rusia y Ucrania".

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Añadió que la UE debe ante todo solucionar los problemas que preocupan a sus países miembro, como migración, la situación en Kosovo, la crisis en Cataluña y el Brexit.

"Todo lo demás, incluidas las discusiones en torno al mar de Azov, no es más que un intento de pretender que todos los problemas de Europa provienen de Rusia. Esto no es así. Los problemas de la Unión Europea están dentro y provienen de la Unión Europea", lanzó Kosachov.

El Dr. Armando Fernández Steinko, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, explica que hay una situación de equilibrio de poderes muy delicada dentro de la UE en relación con el Brexit, en relación también con la cuestión catalana, pero sobre todo en relación con las grandes cuestiones de la UE. 

"Sabemos que los países del Este de Europa no están de acuerdo en profundizar la integración: están de acuerdo en recibir las subvenciones por parte de los países más ricos de la UE, pero sin tener que pagar el coste que tiene para ellos una serie de condicionamientos ideológicos, políticos y diplomáticos. Entonces ellos quieren todo lo que les beneficia de la UE, y dejar fuera lo que no les gusta, como los británicos", observa el analista.

"Entonces, en esa complejísima negociación y equilibrios, el tema ucraniano siempre es un intento que utilizan estos países europeos del Este, favoreciendo a la diplomacia norteamericana, y de apartar al resto de la UE de su agenda real. Es decir, introducir en la agenda europea una serie de temas para configurarla en su propio beneficio. Por eso, el Gobierno ucraniano que sabe muy bien esto, y que sabe muy bien que si quiere enfrentarse a Rusia tiene que contar con, por lo menos, una parte del apoyo de la UE, intente crear conflictos con detenciones, con inspecciones que no han existido nunca como problema, que es una forma, sobre todo a nivel marítimo, que utilizan estos Gobiernos para crear un estado de opinión favorable para una operación política concreta", explica Fernández Steinko.

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Pero resulta que estas declaraciones de Mogherini tienen lugar en el mismo momento en que Londres y Bruselas llegaron a un principio de acuerdo sobre el Brexit, aún no aprobado por sus parlamentos, y por el cual el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se quejó y confirmó que España votará en contra, mientras no incluya cambios sobre Gibraltar.

"Desde hace 72 horas, nos encontramos que en los acuerdos de retirada y de relación futura, no se aclara algo que para nosotros es fundamental: Gibraltar no pertenece al Reino Unido, sino que está representado por el Reino Unido", dijo Sánchez.

Unas palabras que están en línea con la posición anunciada por el canciller español, Josep Borrell, que se mostró sorprendido de que el acuerdo de retirada no reconociera de manera específica la capacidad negociadora de España respecto a su relación futura con Gibraltar al margen de la UE.

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En este contexto y para echar más sal en la herida, Borrell se mostró convencido de que "el Reino Unido se dividirá antes que España" y enmarcó esa afirmación como consecuencia "claros signos" de "debilidad" que a su modo de ver manifestó Londres en los últimos años a la hora de mantener su integridad territorial.

Las palabras de Borrell se enmarcan dentro de una intervención en la que trataba de explicar que el actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, no es como el ex primer ministro británico, David Cameron, porque no permitirá que Cataluña celebre un "referéndum de secesión" como el que tuvo lugar en Escocia.

Para Fernández Steinko, lo que ha dicho Borrell es que hay una contradicción en la posición del Reino Unido en relación con el Brexit que afecta a su integridad territorial.

"Y es que Cameron ha llevado a su país a un tipo de negociación en la que […] si se cumple la agenda de los pro Brexit duros, tienen que incumplir los acuerdos que firmaron con Irlanda, puesto que no puede darse una frontera interior dentro del Reino Unido. Y en ese sentido, esa parte del Reino Unido está mucho más cerca de desintegrarse por su integración en Irlanda", indica.

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"A mí lo que me evoca el tema del Brexit en relación con esos episodios en el mar de Azov, es que España ha presentado una protesta porque no queda claro si el problema gibraltareño lo va a seguir negociando España directamente con Reino Unido. Y Borrell lo que dice es que eso tiene que quedar claro en el acuerdo, porque de lo contrario España no va a suscribirlo, porque considera que esto es un asunto entre dos países. Gibraltar no es un asunto entre la UE y Reino Unido, sino entre España y Reino Unido", subraya el experto. 

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Al establecer un paralelismo entre ambas situaciones planteadas, el analista señala que en el mar de Azov pasa algo parecido.

"Lo que está diciendo Rusia es que ese espacio territorial sea susceptible de ser negociado entre los países afectados, sin que tenga que ver aquí nada la UE. Entonces es el mismo principio lo que dice Borrell en relación con Gibraltar, y lo que dice el Gobierno ruso en relación con los episodios que se están sucediendo ahora mismo en el mar de Azov por una razón bastante parecida y bastante obvia: son territorios limítrofes con una serie de países, y la UE no tiene –mucho menos aún en el caso del mar de Azov–, que inmiscuirse en ese tipo de negociaciones locales", sentencia el Dr. Armando Fernández Steinko.

A estas alturas todos en España se preguntan dónde está Mogherini para hacer unas declaraciones al respecto. Pero lo único que escucha son cantitos de grillos.

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