El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) informó el 25 de noviembre que tres buques ucranianos —el Berdiansk, el Nikopol y el Yani Kapu— violaron la frontera rusa, no reaccionaron a la exigencia legítima de las embarcaciones y lanchas de la Guardia Fronteriza del FSB y de la Flota rusa del Mar Negro de parar sin dilaciones, además efectuaron unas maniobras peligrosas, por lo cual fueron detenidos.
"Nada justifica tal uso de la fuerza por Rusia", señaló la Cancillería y pidió a Moscú "liberar en los plazos mínimos a los marineros ucranianos y devolver los buques detenidos".
Moscú a su vez subraya que los marineros rusos actuaron conforme al derecho internacional y la legislación nacional.
Vídeo: El momento exacto en el que los guardacostas rusos detuvieron a un buque ucraniano
El portavoz del presidente de Rusia, Dmitri Peskov, dijo que fue una reacción a la incursión de los buques extranjeros en las aguas jurisdiccionales de Rusia.
París sostiene que la actual situación es consecuencia directa de la adhesión de Crimea a Rusia en marzo de 2014 y expresa "apoyo a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania en el marco de las fronteras reconocidas por la comunidad internacional".
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A su juicio, las medidas de inspección de buques que toma Rusia desde primavera de 2018 "afectan los acarreos marítimos y el funcionamiento de los puertos ucranianos".
La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, dijo estos días que Moscú no entiende por qué la Unión Europea formula pretensiones a Rusia por la situación en el mar de Azov, pero hace caso omiso a los pasos provocadores que da Kiev.
La libre navegación en el mar de Azov —mar interior entre Rusia y Ucrania, según un acuerdo bilateral— se complicó después de que guardacostas ucranianos detuvieran en marzo pasado y escoltaran hasta Berdiansk el pesquero ruso Nord con 10 tripulantes a bordo, que pudieron regresar a la patria solo pasados seis meses, mientras su capitán sigue en Ucrania.
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En agosto, las autoridades ucranianas arrestaron otro barco ruso, el Mekhanik Pogodin, anclado en el puerto de Jersón.
Moscú calificó las acciones de Kiev como "terrorismo marítimo" y contestó endureciendo los controles en la zona rusa del mar de Azov, que se conecta con el mar Negro a través del estrecho de Kerch.