La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, señaló el 28 de noviembre que la Unión Europa "se siente alarmada al extremo por el peligroso aumento de la tensión en el mar de Azov y el estrecho de Kerch" y que la " preocupa el uso de la fuerza por Rusia".
Agregó que Polonia proponía incluir una frase sobre nuevas sanciones contra Rusia, pero "varios miembros de la UE, incluidas Francia y Alemania, consideraron prematuro imponer nuevas medidas restrictivas a Rusia en esta etapa".
El 25 de noviembre, tres buques ucranianos —el Berdiansk, el Nikopol y el Yani Kapu— violaron la frontera rusa, entraron en una zona provisionalmente cerrada del mar Negro avanzando hacia el estrecho de Kerch, no reaccionaron a la exigencia legítima de las autoridades rusas y efectuaron maniobras peligrosas, por lo cual fueron detenidos junto con sus 24 tripulantes.
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El periódico alemán Die Welt, al alegar fuentes diplomáticas de la UE, escribió que Alemania y Francia se pronuncian en contra de recrudecer las sanciones impuestas contra Rusia por el incidente en el estrecho de Kerch, pero la Cancillería francesa rehusó comentar esta información.
Los guardias fronterizos rusos estaban cumpliendo su misión de protección de la frontera, subrayó el mandatario ruso y también dijo que fue una provocación organizada por el líder ucraniano, Petró Poroshenko, de cara a las próximas elecciones presidenciales.
La libre navegación en el mar de Azov —mar interior entre Rusia y Ucrania, según un acuerdo bilateral— se complicó en los últimos meses después de que guardacostas ucranianos apresaran a varios barcos rusos que habían visitado Crimea.
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Moscú calificó las acciones de Kiev como "terrorismo marítimo" y contestó endureciendo los controles en la zona rusa del mar de Azov.