Tras la votación unánime del pleno legislativo, que otorgó 453 votos a favor, cero en contra y sin abstenciones, el funcionario del nuevo Ejecutivo federal que se instaló el 1 de diciembre, rindió juramento ante la mesa directiva de la cámara baja.
El nuevo funcionario tendrá como mano derecha contra la evasión fiscal a Santiago Nieto, quien será titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, y destituido en el Gobierno anterior como fiscal contra delitos electorales, al revelar a la prensa que investigaba una presunta conexión de altos funcionarios con la trama de sobornos pagados en este país por la constructora brasileña Odebrecth.
A nombre de la bancada oficialista del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, izquierda) el diputado Jorge Luis Montes postuló a Urzúa recordando que uno de los compromisos del presidente López Obrador es "fortalecer la inversión en infraestructura y capital humano para generar nuevas oportunidades de vida" para la sociedad.
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Los inversionistas y las calificadoras de riesgo que observan el desempeño de la segunda economía latinoamericana, están a la expectativa del primer presupuesto anual del nuevo Gobierno (2018-2024) que ha prometido disminuir la carga de la deuda pública, la cual se redujo en el último año de 49 a 46% del Producto Interno Bruto (PIB), el menor nivel en 10 años.
Señales de la nueva política económica
Sin embargo, el nivel de recaudación fiscal de México es demasiado bajo y equivale apenas al 13% del Producto Interno Bruto (PIB).
Dos semanas después de la toma de posesión, el Gobierno de López Obrador presentará un presupuesto que incluye aumentar el gasto en pensiones, educación e infraestructura, con grandes obras como una nueva refinería y dos nuevos ferrocarriles para sacar del atraso al sur del país.
Sin embrago, la caída de la producción petrolera nacional y los precios internacionales del crudo, hacen que esa industria aporte menos del 20% a los ingresos fiscales.
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Por otra parte, el peso mexicano y la bolsa de valores sufrieron importantes retrocesos en los cinco meses de transición, después de que el líder de la izquierda nacionalista alcanzara una arrolladora victoria el 1 de julio, con 53% de votos.
El dato más esperado del presupuesto por los analistas es que evite un desequilibrio o déficit fiscal, y que ofrezca un balance primario favorable, antes de los pagos del servicio de la deuda soberana, que sería el segundo superávit primario de un presupuesto federal mexicano en una década.
Urzúa, quien ha sido bien recibido por los participantes en los mercados, prevé ampliar el excedente del gasto, y elevar el superávit de 0,7% a 1,0% del PIB este primer año del sexenio.
Las calificadoras de riesgo financiero cambiaron la perspectiva de la economía mexicana de "estable" a "negativa" ante las políticas de desinversión en la construcción de un aeropuerto de diseño futurista y proyectos legislativos del oficialismo en el Senado para castigar a las comisiones que cobra la banca.
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Finalmente, López Obrador, que prometió no crear nuevos impuestos ni contratar más deuda, espera que el combate a la corrupción impida el derroche del 10% del presupuesto, es decir de unos 25.000 millones de dólares.
