"Aterrizaje completado", indicó la pantalla del Centro de Control de Vuelos, a las afueras de Moscú, en cuanto la cápsula recuperable tocó tierra en una estepa de Kazajistán.
Más de 200 técnicos dotados de 13 helicópteros, dos aviones y una veintena de equipos auxiliares se desplegaron en la zona del aterrizaje, a unos 147 kilómetros al sureste de Zhezkasgán, para localizar a los astronautas, sacarlos de la cápsula, realizar las primeras revisiones y trasladarlos a la base.
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Entre otros materiales, los tripulantes de la nave traen a la Tierra varias muestras que ayudarán a los técnicos a esclarecer el origen de un agujero que provocó una fuga de aire en el segmento ruso de la Estación Espacial Internacional (EEI) el 30 de agosto pasado.
El agujero había sido taladrado en la pared del habitáculo de la nave Soyuz MS-09, que se acopló a la estación orbital en junio pasado, y sellado con unos parches.
El 11 de diciembre, los cosmonautas rusos Oleg Kononenko y Serguéi Prokópiev, que trabajan en la EEI, realizaron una caminata espacial para examinar la superficie exterior de la Soyuz.
Los cosmonautas cortaron dos trozos de la protección contra micrometeoritos, tomaron muestras de la sustancia utilizada para sellar el agujero y lo guardaron en un contenedor que regresó este jueves a la Tierra.
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La investigación del caso corre a cargo de la corporación espacial rusa Roscosmos.
La nave Soyuz también trae muestras de cartílago humano y glándula tiroides de ratón producidas en el segmento ruso de la EEI con una impresora biológica 3D a mediados de octubre.
A bordo del laboratorio orbital quedan actualmente tres tripulantes: el ruso Oleg Kononenko, el canadiense David Saint-Jacques y la estadounidense Anne Charlotte McClain.