Zajar dice que siempre quiso ser soldado cosaco porque "así la vida es más fácil: autoentrenamiento, resistencia física… También tendré buena salud".
El pequeño también sabe montar y desmontar un arma. Alexandr Tilkevich, uno de los clérigos que lo conocen, afirma que es "un verdadero cosaco" a pesar de su altura y de su edad.
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Sus padres viven en la pequeña aldea de Ust-Karenga, en la región de Zabaikalie, en la frontera con Mongolia. Zajar estudia en el pequeño pueblecito de Mirsánovo, donde está la escuela, pero visita a su familia dos veces al año. Quienes lo conocen dicen que es responsable y muy disciplinado.