"Es un fracaso total del 'concilio de unificación', no hubo ninguna unificación, se llevó a cabo la unificación de los cismáticos, su legalización ilícita y anticanónica por parte del Patriarca [Bartolomé], cuya jurisdicción no se extendió a la tierra ucraniana, ni podía extenderse", dijo el Patriarca.
En su opinión, interviniendo en Ucrania, Constantinopla esperaba recibir el inmediato apoyo de los jerarcas de la Iglesia canónica ucraniana, y que ellos "se apresuraran al concilio".
"Quisiera agradecer sinceramente a nuestros jerarcas, metropolitanos y obispos gobernantes, su apoyo activo a esta decisión del Santo Sínodo de nuestra Iglesia", dijo.
Además, el Patriarca Kiril advirtió que las autoridades de Ucrania y diplomáticos estadounidenses interfieren en los asuntos de la Iglesia ortodoxa ucraniana para romper los lazos espirituales entre los pueblos ruso y ucraniano.
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Según el máximo jerarca de la Iglesia ortodoxa rusa, los representantes plenipotenciarios de Estados Unidos que trabajan en Ucrania y las propias autoridades ucranianas formularon un objetivo político concreto: "romper los últimos lazos que unen a nuestros pueblos, que son los lazos espirituales".
Moscú lidera una nueva batalla mundial https://t.co/EqDH9NZKMs
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Kiril señaló que la comunidad internacional reaccionó con "un silencio total y absoluto" a la injerencia directa del presidente ucraniano, Petró Poroshenko, en la vida eclesiástica, que "viola los derechos fundamentales y las leyes".
A iniciativa del líder ucraniano y Bartolomé, en Kiev se celebró el pasado 15 de diciembre el llamado "concilio de unificación", en que se anunció la creación de la iglesia ucraniana y se eligió en calidad de jerarca a Epifani Dumenko.
La Iglesia ortodoxa rusa calificó de nula la importancia canónica de ese concilio y de poco probable el reconocimiento de Epifani en el mundo ortodoxo.
Las autoridades ucranianas esperan recibir en enero el 'tomos' (decreto) del patriarca de Constantinopla, Bartolomé, sobre la autocefalia de esta nueva estructura religiosa.
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Según el documento aprobado por la Rada (Parlamento ucraniano), la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica dispondrá de cuatro meses para cambiar su nombre, dejar de llamarse "ucraniana" y enmendar sus estatutos.
Poco antes la Rada ucraniana aprobó la entrega del templo de San Andrés, situado en el centro de Kiev, al Patriarcado de Constantinopla.
La Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú denunció reiteradamente que sufre una fuerte persecución por parte de las autoridades de Ucrania, en particular, que sus sacerdotes son atacados y golpeados, y sus templos son tomados a la fuerza por grupos armados.
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Entre 2014 y 2015 esa estructura eclesiástica perdió de manera violenta el control de 40 iglesias.
