Desde la campaña presidencial, miembros del equipo de Bolsonaro daban señales de que defenderían la inversión en el sector de energía nuclear. Es el caso del general Oswaldo de Jesus Ferreira, uno de los principales consultores de infraestructura del futuro Gobierno de Brasil.
Brasil posee actualmente dos centrales nucleares en operación, Angra 1 y Angra 2, instaladas en el país a través de acuerdos con Estados Unidos y Alemania. La controvertida construcción de la central Angra 3 ha sido paralizada y retomada en distintas ocasiones desde la década de 1980.
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El proyecto nuclear brasileño es un 'sueño' que existe desde hace décadas y tiene una intrínseca relación con los militares. La implementación de la energía nuclear en el país se inició durante el período de dictadura militar en Brasil. En 1970, una licitación internacional dio a la empresa norteamericana Westinghouse Electric Corporation los derechos para llevar a cabo la construcción de Angra 1 que entró en funcionamiento en 1984.
Angra 2 se construyó bajo un proceso diferente, con la transferencia de tecnología del Gobierno alemán a Brasil. La idea original era construir varias centrales, pero el proyecto fue abandonado debido a problemas financieros. Después de altos y bajos en la economía brasileña, Angra 2 comenzó a operar en 2000.
Sputnik Brasil le preguntó al experto militar Pedro Paulo Rezende qué hay que esperar de Bolsonaro en el sector nuclear y cómo será la relación con los países vecinos en este sector.
"Tenemos suficiente equipamiento para construir cuatro plantas similares a Angra 2 y 3. El gran problema es la falta de dinero. Y eso se agravó debido al Proyecto de Enmienda Constitucional (PEC) de los gastos", apuntó Rezende.
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El PEC 241, al que se refiere Rezende, resultó en la creación de la Enmienda Constitucional Nº95 (EC 95). Aprobado por el Congreso Nacional y firmado en 2016 por el presidente saliente, Michel Temer, la EC 95 establece un techo para el presupuesto público, actualizado anualmente de acuerdo a la inflación. Así, la ampliación de la inversión pública queda prohibida por la Constitución por 20 años, aunque se contempla una revisión 10 años después de la promulgación de la enmienda.
"Aunque Bolsonaro logre revertir la crisis económica, logre una inversión lo suficientemente grande desde el exterior para [construir] más centrales, no tendría cómo invertir esos fondos. Pues el PEC del gasto establece un techo que es el presupuesto del año anterior, corregido en relación a la inflación. Es decir, aunque duplique el presupuesto, no va a poder aplicarlo", opinó el experto.
Rezende subrayó que la cuestión económica siempre ha sido el factor inhibidor para la implementación del proyecto nuclear brasileño y afirmó que este seguirá siendo un obstáculo en la próxima gestión.
"Creo que el gran problema que los militares (sic) tendrán para desarrollar cualquier proyecto nuclear será presupuestario", detalló.
Sin embargo, el experto cree que Angra 3 será concluida durante el mandato de Bolsonaro, ya que no sería económicamente viable que las obras vuelvan a ser interrumpidas.
Rezende sostiene que la repetición de esta situación es imposible, ya que Brasil y Argentina no tienen desacuerdos en este asunto. Argentina, incluso, es uno de los pocos países que tienen acceso total a las instalaciones nucleares brasileñas. El experto aseguró, además, que el programa atómico brasileño tiene un propósito exclusivamente civil y no persigue objetivos militares.