Aunque varios líderes árabes habían confirmado su asistencia en un primer momento, el emir de Kuwait y los presidentes egipcio y palestino no asisten a la cita.
Además de Al Zani, solo asiste al encuentro otro jefe de Estado, el presidente mauritano, Mohamed Ould Abdel Aziz.
La veintena de países que participan en la cumbre han enviado a Beirut delegaciones encabezadas por ministros, como la egipcia, que lidera el titular de Exteriores, Sameh Shukry, y primeros ministros, como la palestina, que preside el primer ministro palestino, Rami Hamdallah.
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La cumbre económica, que en años anteriores atrajo a numerosos líderes, es un preludio a la cumbre general de la Liga Árabe, que tendrá lugar en Túnez en marzo.
La falta de asistencia a la cita retrata la débil diplomacia regional del Líbano y las divisiones nacionales y regionales que hay entre los países árabes respecto a Siria y su aliado Irán.
Mientras que el ministro libanés de Relaciones Exteriores, Gebran Basil, pidió el regreso de Siria a la Liga Árabe durante una reunión previa a la cumbre, hace dos días, refiriéndose a la ausencia de Siria como "la mayor brecha en la conferencia", el secretario general del grupo, Ahmed Aboul Gheit, explicó luego en una rueda de prensa que no se llegó a un acuerdo sobre el retorno de Siria.
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La membresía de este país árabe en la Liga se suspendió en 2011, pero las fuerzas políticas dentro del Líbano siguen divididas sobre el tema, lo que refleja una división más amplia entre los países vecinos sobre la posibilidad de normalizar los lazos con Damasco.
Parte de la disputa sobre Siria también se relaciona con el artículo 13 del borrador del texto que se propone como declaración de la cumbre, que debate sobre el regreso de los refugiados sirios a su país de origen.
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Mientras el Líbano, que alberga a cientos de miles de refugiados sirios, pidió su regreso a Siria, otros países se han dividido respecto a la redacción del artículo, y algunos ministros árabes insisten en que esta discusión debe estar vinculada a una solución política en Siria.
Otro tema polémico es Libia, que decidió boicotear la cumbre después de que miembros del partido libanés Amal derribaran y quemaran su bandera cerca de la sede de la cumbre la semana pasada.
Según informó el canal de televisión catarí Al Jazeera, Hizbulá, aliado de Amal, reemplazó la bandera de Libia con la suya para protestar por la desaparición del líder chiita Musa Sadr durante su visita a Libia en 1978.
Tras este incidente, muchos líderes se retiraron en una muestra de solidaridad con Libia.