"Nos esforzaremos para que se les permita hacerlo, para ello están las instituciones internacionales, incluida la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE, existe el derecho internacional y una práctica internacional establecida, según la cual nuestros observadores tienen el derecho de supervisar las elecciones en Ucrania", dijo Karasin.
A principios de enero, el ministro de Exteriores de Ucrania, Pavló Klimkin, anunció que la Cancillería no aceptará solicitudes rusas de inscripción para observar las elecciones presidenciales.
En enero de 2015, la Rada Suprema ucraniana (parlamento unicameral) adoptó un documento en el que definió a Rusia como "país agresor", ya que Ucrania considera —sin presentar pruebas— que Rusia interfiere en sus asuntos y es parte del conflicto en Donbás.
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La Cancillería rusa calificó estas declaraciones como "insinuaciones públicas infundadas".
Moscú ha subrayado más de una vez que no es parte del conflicto interno en Ucrania.
Presencia de observadores en el estrecho de Kerch
Grigori Karasin también declaró que Rusia no acordó con Francia y Alemania la presencia permanente de sus observadores en el estrecho de Kerch.
El diplomático ruso destacó que "ese fue el único acuerdo".
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"No acordamos nada más", aseguró al agregar que "todo lo demás son inventos artificiales principalmente relacionados con politólogos, periodistas, etcétera".
Sin embargo, Lavrov señaló que hasta el momento no se había realizado ninguna visita de esos observadores.
El 25 de noviembre tres barcos de la Armada ucraniana violaron la frontera rusa al entrar en en sus aguas provisionalmente cerradas, navegando desde el mar Negro hacia el estrecho de Kerch.
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Los buques ucranianos realizaron maniobras peligrosas e desobedieron a la exigencia de parar, por lo que fueron detenidos junto con sus 24 tripulantes, que actualmente están procesados en el marco de una causa penal por cruce ilegal de la frontera.
Tras ese incidente las autoridades ucranianas impusieron la ley marcial en diez provincias del país por 30 días.
Crimea se escindió de Ucrania y volvió a ser parte de Rusia tras celebrar un referéndum en el que la mayoría aplastante de los votantes avalaron esta opción.
Rusia ha subrayado en reiteradas ocasiones que la reincorporación de Crimea se llevó a cabo de conformidad con las leyes internacionales y la Carta de las Naciones Unidas.
