"Venimos a volver a expresar a nuestras deidades nuestras esperanzas, como personas, como familias, como municipio, como departamento y como Bolivia nación", dijo el vicepresidente Álvaro García al abrir la celebración anual que desde hace dos años tiene rango de patrimonio de la humanidad, declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Por primera vez que se recuerde tampoco asistió a la inauguración ferial el alcalde de La Paz, Luis Revilla, afanado en resolver la crisis sanitaria y ambiental que sufre la ciudad como consecuencia de un derrame masivo de basura del único vertedero local y la posterior suspensión del servicio de recolección de basura.
Alasita (cómprame, en lengua aymara) es una fiesta de raíces precolombianas centrada en miniaturas, la mayoría de artesanía local con materiales reciclados, que representan a diversos bienes materiales, cambios sociales y hasta alegrías que los visitantes quieren ver convertidos en realidad a lo largo del año.
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La feria durará un mes, pero muchos revivieron la vieja creencia de que hay más posibilidades de que las miniaturas se vuelvan realidad si son compradas o recibidas de regalo al mediodía del 24 de enero.
Las miniaturas más requeridas volvían a ser las de dinero, viviendas, automóviles, títulos profesionales y certificados de matrimonio, dijo a Sputnik Jacinto Quispe, anciano dueño de uno de los más de 5.000 puestos de la venta instalados este año en la feria.
"Sigue habiendo mucha demanda por dólares y euros, pero este año hay también mucha demanda de los nuevos bolivianos, por la novedad de su diseño, que resulta muy colorido y bonito", informó.
Se refería a la nueva familia de billetes de la moneda local, el boliviano, que el Gobierno de Morales ha puesto en circulación en el último año, incorporando en los diseños las figuras de héroes indígenas y especies destacadas de flora y fauna.
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Un joven universitario dijo que había recibido de regalo un "titulito profesional de ingeniero", carrera que estudia en la universidad pública local.
"Otro año me compraré casita, por ahora vivo con mis padres, apuntó.
"Esta feria es lo que somos los bolivianos, aquí están nuestras raíces, esperanzas, ilusiones que renovamos cada año; está aquí el alma del boliviano (…) somos capacidad de crear ilusiones colectivas que orientan nuestro trabajo diario", afirmó.
Agregó que su deseo principal para este año era el bienestar para todos los bolivianos.