La existencia de dichas olas fue confirmada por primera vez en el Mar Norte en 1995 con las mediciones realizadas desde la plataforma petrolífera Draupner. Estas olas tienen un tamaño inesperadamente más grande que el resto de las olas del océano y suelen surgir sin previo aviso.
De hecho, informa la universidad, estas olas asesinas son consideradas como la causa probable de muchas catástrofes marítimas de buques de gran tamaño.
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Para poder dar una explicación científica, los expertos se propusieron reconstruir estas olas en condiciones controladas. Al final lograron recrearlas al cruzar olas más pequeñas bajo determinados ángulos.
No obstante, cuando se cruzan bajo un gran ángulo, su modo de romper cambia y ya no existe un límite que determine la altura que puede llegar a alcanzar la ola. De acuerdo con los investigadores, el estudio realizado atesora una gran importancia.
Gracias a los nuevos datos se obtuvo un mayor entendimiento de la naturaleza de las olas asesinas. Los especialistas albergan la esperanza de que nuevos estudios puedan crear una manera de predecir su formación.
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